✭1° de marzo de 2020

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El día empezó como cualquier otro, todos y cada uno de los ciudadanos de Seúl se preparaban para continuar con su rutina citadina, ruidosa y ajetreada. 

Choi Soobin, como de costumbre, iba tarde a clases así que se encontraba terminando de desayunar rápido para salir corriendo a alcanzar el autobús escolar.

—Casi lo olvido— se dijo a si mismo momentos antes de abrir la puerta, devolviéndose a su habitación un poco apresurado.

—Espero le guste— volvió a la conversación con él mismo, pero esta vez entre risas, mientras guardaba algo en su bolso y se arreglaba el cabello al salir de su casa.

Salía justo a tiempo, unos segundos más y le hubiera tocado irse caminando. Cerro la puerta luego de despedirse de sus padres, subió al transporte y escucho que alguien lo llamaba desde el fondo.

—¡Hey,Soobin!— gritaba y agitaba sus brazos para que lo pudiera ver su mejor amigo—Te guarde un asiento— continuo hasta que se percato que se dirigía a su dirección.

—¡Muchas gracias, Beomgyu!— respondió con genuino agradecimiento, mientras se acomodaba en su asiento. Cuando de repente...

—¡SOOBINIE!— exclamó Hueningkai, sorprendiendo al chico de cabello azul, provocándole un sobresalto en conjunto con un grito.

—Si seguía dormido, ya termine de despertar— comunico con una mano en el pecho.

—Quería despeinarte un poco, te vi arreglándote el cabello— expreso Hueningkai de modo inocente y juguetón. Sin embargo, quien disfrutaba del espectáculo era Beomgyu, riendo a carcajadas.

Cuando se recupero del susto, le dio unos golpes suaves por el brazo a Beomgyu —Esta bien, esta bien, ya no me voy a reír. Solo que esto tienen que saberlo Taehyun y Yeonjun, tu cara— fue interrumpido por las ganas de reírse otra vez.

—Hyung, déjame ayudarte— indico el menor de los tres , acomodando de vuelta a como estaba el peinado de Soobin.

Sin darse cuenta ya estaban en su destino, el edificio de la secundaria, bajaron del autobús, deseándole los tres un buen día al conductor, el cual le respondió de la misma forma a los tres chicos.

—¿Y si lo esperamos aquí unos minutos?— pregunto Beomgyu, estirándose en medio de la entrada, dejando poco espacio de circulación.

—De seguro no tarda en llegar— asintió Soobin, tomando a su amigo de su bolso para moverlo del medio del camino.

—Ahí viene— señalo Hueningkai, levantándose de la pared, en la que había reposado su espalda.

Luego de unos minutos, apareció Yeonjun en su bicicleta. Fue a estacionarla, coloco su candado, dejo su casco en el manubrio de la misma, sacudiendo su melena rosada con el viento, obteniendo la mirada de todos a su alrededor y llego a la entrada con el resto. Saludándose entre si con la hermandad que los caracterizaba. 

—Ok, muy buen gesto de todos esperar a que llegue pero no dejare que tengan una falta por mi culpa. Se supone que los cuido, no al revés. Así que vamos— anuncio sonriente. Vigilando como entraban e iban a buscar a Taehyun, lo más probable era que ya estaba en el aula.

Efectivamente, ahí estaba, y al verlos entrar saludo rápidamente a cada uno para volver a lo que hacia.

—Bueno, queridos compañeros de clase, cada uno me debe 1.000  wones— proclamó el rubio, al pasar por cada uno de los asientos cobrando muy sonriente, con una mirada picara.

—¿Qué estas haciendo Taehyun?, dime que no es otra de tus apuestas— replicó Hueningkai.

—Nos servirá para el almuerzo en la cafetería, yo invito— respondió Taehyun , contando los billetes.

—¿Podemos saber al menos de que trataba la apuesta?— intervino Sooobin, preguntando curioso.

—¡Claro!— enunció, para invitar a que tomaran asiento. —Era sobre si llegaban antes de las 8:00 am. Siempre llegan a las 7:55 am. La apuesta ya estaba ganada— vuelve a sonreir.

Debido a la risa, Beomgyu recuerda lo sucedido hace unos minutos en el autobus y se propone a contarlo a Taehyun y Yeonjun al frente de Soobin. El conejo lanza miradas punzantes al oso, pero este ni se inmuta, continuando con la historia. Todo termina en risas, con el chico de cabello azul a nada de levantarse de su asiento, para suerte de Beomgyu, es tomado por sorpresa de nuevo.

—¿Quién soy?— enunció una linda voz, que cubría los ojos de Soobin.

—Ammm, necesito una pista— respondió al tocar su mentón, intentando averiguar quien lo tomaba de su cabeza, o quizá ya lo sabia y quería permanecer así un momento más, un breve instante más.

—¿No reconoces mi voz?, lindo conejito— continuo, dejándole un beso en su mejilla, riendo un poco.

—Dame un momento, sigue hablando. Aun espero mi pista— al terminar la frase no logro contener la risa. 

—Eres muy lindo— dice levemente sonrojada.

—N-no soy lindo, basta— expresó e involuntariamente se cubrió también el rostro con sus manos.

—Si lo eres, deja de decir lo contrario— comento en tono dulce.

—Ya sé quien eres— comento entre risas.

—Ya era hora—añadió y siguió con las risas.

—En realidad, desde hace rato sé que eres... mi hermosa novia, Wang Yiren— declaró con una seguridad nunca antes vista. Dejando su asiento, retirando lento las manos de la chica de cabello café. Dio una media vuelta, la abrazo por su cintura mientras ella posaba sus brazos alrededor de su cuello, se acercaban más y terminaron dándose un beso de esquimal.

—¡No-coman-frente-a-los-pobres!— exclamó Yeonjun, tomando un libro para golpear su escritorio con el objeto, separando cada palabra por golpe.

No obstante, aquellas palabras no fueron impedimento para que posteriormente tras una mirada cómplice entre ambos enamorados, se juntaran sus labios por unos cortos segundos. 

—Nunca olvidaría el tono de tu voz, mi linda Pomerania— agrego dando otro beso cálido en su mejilla.

Como si las sorpresas no faltaran ese día, se anunciaba por medio de los megáfonos del edificio, sobre una emergencia sanitaria a nivel mundial. Por consiguiente, todos debían abandonar inmediatamente las aulas e ir directamente a sus casas, manteniendo distancia de otras personas, ya que por lo poco que se sabia, este virus se propaga e infecta rápido. 

✭We lost the summerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora