Cap 12.-

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Nicolás

Pasamos la noche "separados", como dijo el padre de Alexia. Me siento como un joven de secundaria con esos comentarios. Ellos ya se habían marchado temprano al trabajo. Me arreglaba para ir a la universidad, pero ponerse la camisa con una sola mano no es tan fácil. Llevaba más de 20 minutos intentando abrochar botones y estaba siendo un fracaso, así que me levanté del sofá y subí a la habitación de Alexia con la camisa desabotonada. Me paré frente a su puerta unos segundos y toqué con mis nudillos.

—Adelante... —me contestó. Abrí la puerta y me encontré con Alexia cepillando su cabello. Me miró por el espejo y noté cómo se sonrojó.

—Necesito una mano... literal —reí un poco—. No puedo abrochar los botones.

—Yo te ayudo —dejó el cepillo y se acercó a mí. Estaba avergonzada; lo podía ver en su cara.

—Tu padre me dio esta camisa... —hablé para romper la tensión que se sentía mientras ella trataba de acomodarme la ropa.

—Sí... esta no tiene tanta sangre —bromeó y reímos juntos. Comenzó a abotonarme la camisa desde el botón de arriba. Me estaba poniendo demasiado nervioso y no sabía exactamente por qué. No sabía si eran los pequeños roces de sus manos al abrochar cada botón, o el simple hecho de estar solos en su casa y tenerla tan cerca de mí, sintiendo su respiración en mi cuerpo.

—¿Cómo que está haciendo mucho calor, no crees? —me miró confundida y me aparté un poco de ella.

—Espera... aún no termino —me jaló hacia ella, concentrada en lo que hacía.

—Si la llevo desabotonada, estaría en tendencia —di un paso hacia atrás.

—¡Nicolás! Basta, ya solo faltan tres botones. Estás peor que un niño chiquito —me volvió a jalar hacia ella, pero esta vez la besé, poniendo como pretexto el jalón que me dio. La tomé del cuello para después pasar mi mano hasta su nuca, bajando y creando un camino imaginario con mi dedo índice en su espalda. Sentí cómo su cuerpo se tensó y su piel se erizó al tiempo que mi dedo rozaba su piel. Se separó un poco de mis labios para tomar un respiro; tenía las mejillas rojas y yo el corazón a punto de salirse de mi pecho. La estreché contra mi cuerpo y nos miramos unos segundos antes de volver a unir nuestros labios en un beso más intenso, lleno de desesperación y anhelo. Tomé el borde de su blusa con mis dedos y comencé a subirla un poco, pero ella me detuvo.

—Nicolás... —me susurró, apartándose un poco de mí y con la respiración entrecortada—. Llegaremos tarde a clases... —pegué mi frente contra la de ella.

—Vamos a clases entonces —le sonreí, le di un pequeño beso en los labios y me aparté de ella.

—¿Hace mucho calor, no? —dijo mientras tomaba su bolso.

—Sí, te lo dije hace un rato —reí—. Iré al baño antes de irnos.

—Está bien, te espero afuera —me sonrió y salió rápidamente de la habitación. Yo me dirigí al baño, abrí la llave de agua fría del lavamanos y me lavé la cara.

—Nicolás... tienes que controlarte —me dije a mí mismo, mirando mi reflejo en el espejo, y me sequé la cara con una toalla. Salí y nos dirigimos a la universidad.

—¿Qué diablos te pasó? —dijo Cris al verme llegar, acercándose a nosotros.

—Metí la mano donde no debía —le mostré mi yeso.

—¡Alexia! —venía Melissa corriendo—. ¡Ven conmigo, corre! —Alexia la miraba confundida—. ¡Max...! —inhalaba aire al parar junto a nosotros—. ¡Max regresó de su intercambio!

El último beso (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora