Parte única.

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— Chifuyu, ¿estás totalmente seguro? Mira, no quiero que te sientas obligado a hacerlo solo porque yo- El de cabello bicolor se vio interrumpido por los labios de su pareja, dejando un beso lento que casi le hizo olvidarse de todos sus problemas por un momento, cerrando sus ojos y dejándose llevar por la calidez que emitía el pelinegro. Cuando los volvió a abrir, se encontró directamente con los ojos turquesas de su novio, divertido ante los nervios de Kazutora.

— Respira, bobo. Sabes que yo no acepto nada que no quiera hacer. ¿Y tú estás seguro?- Kazutora asintió con emoción, colocando sus manos en la cintura de su novio, viendo como este reía ante su reacción- Entonces, ¿Está ya todo listo?

— Si, si, solo necesitamos encender la cámara.

Chifuyu emitió un sonidito, dejando un beso en aquel lunar bajo el ojo de su novio, antes de inclinarse hacia la mesilla de noche al lado de la cama, donde una cámara descansaba en un trípode.

Aquella idea había estado en la cabeza de Kazutora por un tiempo. Era una persona curiosa y siempre le había gustado experimentar, especialmente en la intimidad. Por supuesto, Chifuyu rara vez se negaba a sus peticiones, dispuesto a probar cosas nuevas. Obviamente no todo había sido de color rosa, había cosas que les habían gustado, y otras que no tanto, pero siempre sabían ponerle un freno a tiempo, antes de generar una experiencia desagradable.

La idea de ser observado le surgió a Kazutora en alguna ocasión, y aunque realmente era una idea excitante, la idea de ser atrapados, o de pedirle a alguien que los viera, no lo era tanto. Pero realmente quería experimentar con aquello, por lo que las ruedas en su cabeza trabajaron sin descanso por días, hasta que una bombilla pareció encenderse. ¡Un vídeo!

Por supuesto, no era la misma sensación, pero quizá el ser grabados por una cámara podría acercarse a la emoción que buscaba.

La conversación con Chifuyu sobre aquello fue bastante casual, y no dudó en aceptar. La única condición que había puesto el rubio era intentar mantener sus rostros fuera de la cámara, a lo que Kazutora aceptó sin dudar.

Así es como habían llegado a aquella situación. Ambos encima de su cama, la lucecita roja de la cámara indicando que ya había comenzado a grabar, mientras Chifuyu estaba sentado sobre su estómago, ambos en ropa interior.

A pesar de estar solos, se sentía algo nervioso. La idea de que más adelante cualquiera pudiera ver aquel vídeo en la web lo excitaba y avergonzaba a partes iguales, y pudo escuchar la risa de Chifuyu encima suya. El pelinegro se agachó, quedando a centímetros de su cara, y llevando las manos del mayor a sus piernas desnudas, posándolas peligrosamente arriba de sus muslos.

— Sabes que en cualquier momento podemos parar. Solo tienes que decirlo- Susurró sobre los labios de su pareja, de forma que solo él podría oírlo.

Kazutora negó lentamente y juntó sus labios. Simplemente estaba algo nervioso, pero pronto el calor que emitía Chifuyu borró aquellas ideas de su mente, y sus manos comenzaron a acariciar la piel de su novio, quien fue bajando de sus labios hasta su cuello, dejando un rastro de besos húmedos y sacando algunos suspiros del mayor.

Aún con una cámara delante, ambos se tomaron su tiempo, compartiendo caricias y besos que no hacían más que calentar el ambiente, aunque a veces aquellos roces causaban más cosquillas que otra cosa, donde la pareja simplemente pausaba todo para reír, continuando con los besos acalorados y las caricias como si nada.

Sabían dónde iría a parar aquel vídeo, pero poco les importaba mostrar su lado más meloso. Al fin y al cabo, aquello era para su propio entretenimiento, y si a alguien no le gustaba, simplemente podría cerrarlo y pasar al siguiente vídeo de mala calidad y con una actuación de mierda.

¡Luces, cámara...¿y Peke J?! [KAZUFUYU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora