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Horacio se había despertado hace media hora con un mensaje de voz proveniente del chat que tenía con Viktor, sin embargo, a pesar de que su corazón se detuvo por un milisegundo, sonrió.

El esperaba que la nota de voz fuera del ruso, solo que en realidad era de sus hermanos, quienes para su sorpresa lo invitaron a pasar el día en su enorme casa. Se encontraba un poco nervioso, si bien es cierto que ya había ido a la casa de Volkov, solo la había visto por fuera y le aterraba.

¿Cómo serían sus padres? ¿Habrían pavos reales esperando dentro de la casa? ¿Luces led de colores y un enorme cartel que dijera: "Tenemos mucho dinero"?

Para su sorpresa el interior de la casa era simple pero elegante, muy elegante, pocas decoraciones pero el estaba seguro de que hasta el pisa papeles costaba más que el mismo en el mercado negro.

— ¿Horacio? — Dijo Volkov luego de ver como se quedaba quieto en la puerta de entrada.

El peliazul pareció salir de sus pensamientos rápidamente y reír nervioso.

— Eh...¿Si?

— ¿Estás bien? te quedaste de pie sin moverte. — Viktor lo invitó a pasar con un gesto de manos, a lo que Horacio accedió y entró a la casa.

— Oh si, es solo que... — Apretó la correa de la mochila que llevaba en su espalda — Tu casa es abrumadoramente grande.

Un pequeño silencio se formó en la sala y Horacio al no recibir una respuesta se giró para encarar al ruso encontrándose con una expresión extraña en su rostro, estaba apunto de cuestionarle ese gesto pero la pequeña risa que le dio fue suficiente para que los nervios que sentía se esfumaran.

— ¿De que te ríes? — Cuestionó divertido mientras le daba un empujón con su brazo. — ¿Te ríes de que me siento nervioso porque yo si vivo en un apartamento donde el baño queda a dos pasos de la sala?

Los dos comenzaron a reírse sin ninguna razón aparente, hasta que fueron interrumpidos por la voz de una chica, específicamente de una niña.

— Ejem... — Los dos miraron hacia las escaleras, donde Aleksandra se encontraba de pie con las manos detrás de su espalda. — Buenos días...

Horacio se paró recto y alzando su cabeza, también colocó sus manos detrás de su espalda. — Buenos días señorita.

La pelinegra sonrió un poco para luego volver a su papel, pareció escanearlo de pies a cabeza simulando una mirada estricta, paseaba lentamente al rededor de Horacio inspeccionándolo. Volkov solo observaba en silencio.

— Mhm mhm — Aleksandra negó con un rostro de decepción. — Lo sentimos señor, pero este es un trabajo para el Subjefe Nicolai.

La pequeña miró a su hermano mayor para luego asentir, Horacio los miraba a los dos buscando un indicio de que estaba ocurriendo, pero Volkov solo fue hacia lo que parecía ser la cocina para luego regresar empujando una silla giratoria donde estaba el pequeño Nicolai sentado con sus manos en forma de triángulo.

— Usted debe ser el señor Horacio. — Dijo con una expresión seria. — Lamentamos informarle que sus vestimentas no coinciden con las reglas de esta casa.

Y Horacio lo entendió, estaban haciendo un juego de roles. En respuesta el solo asintió.

— Acompáñame por aquí caballero — Viktor señaló el camino con su mano izquierda mientras hacía una reverencia, imitando a un mayordomo.

Horacio soltó una pequeña risa e hizo caso a la orden subiendo las escaleras, Viktor lo seguía por detrás, mientras los dos niños corrieron a paso veloz hacia arriba.

— ¿Es así como reciben a todos sus invitados? — Dijo Horacio mirando de reojo al ruso, quien tenía el rostro un poco rojo.

— No, es solo que quieren jugar contigo, a mi solo me metieron en esto — Sonaba avergonzado. — Aleksandra es...muy oscura a veces.

— No lo dudo.

Luego de pocos segundos llegaron a la habitación de Volkov, donde los dos niños los esperaban sentados en la cama junto con una bolsa grande negra. Horacio supuso que era su cambio de ropa.

— Aquí está su nueva vestimenta, la cual si cumple con los códigos de este hogar — Nicolai solo asentía a cada palabra que su hermana decía con un rostro serio.

— Puedes colocar tu ropa encima de mi escritorio — Dijo Viktor quitando el inexistente polvo de la superficie.

Una vez dejaron solo a Horacio en la habitación para que pudiera cambiarse este se dedicó a admirar la habitación. Las paredes eran de un bonito color crema verdoso, estaban decoradas con carteles de cantantes de música clásica y alguna que otra banda de pop, pareciera que Viktor quería camuflar estos últimos.

La cama perfectamente arreglada, un armario de madera blanca, un estante lleno de libros organizados por colores, una pequeña foto de Volkov y sus hermanos. Un perchero de pared con distintas medallas colgadas, diplomas y muchas cosas más que demostraban lo académico que es el ruso.

— ¿Toca la guitarra? — Se sorprendió Horacio viendo un estuche a un lado de la cama.

A Horacio le parecía una habitación que gritaba totalmente la personalidad de Viktor, era muy el.

Dejó de divagar y con cuidado tomó la gran bolsa de la cama de Volkov, la abrió y admiró el conjunto que habían elegido para el. Dejó su mochila en el escritorio para poder desvestirse; se abotonó la camisa color blanco acomodando el cuello, para luego ponerse la sudadera color beige encima; era un conjunto sencillo pero muy bonito, era parecido al estilo que los tres hermanos llevaban ese día. Por último se colocó la bermuda azul pálido.

A comparación del conjunto que el llevó, este era más adaptado para lo que le tocaría hacer dentro de pocas horas. Horacio nunca hubiera imaginado que el patio de la casa tendría un montón de juegos.

— Comencé a pensar que tus hermanos eran unos niños normales, pero lo retiro, son ricos — Mientras los pequeños jugaban a ser políticos en un debate por la mejora de la vida de sus peluches, Horacio había estado hablando con Volkov.

— Bueno--Como puedes ver, mis padres nunca están en casa, así que reemplazan el abandono con..— Volkov señaló todo el patio de juegos — todo esto...

Horacio asintió comprensivo, Viktor nunca había tocado el tema de sus padres desde la vez que hablaron sobre el origen de sus nombres, así que prefirió no ondear mucho por ese terreno.

— Sabes, nunca pensé que fueras del tipo que juega y es muy cercano a sus hermanos.

Ese comentario llamó la atención de Volkov, haciendo que los dos se miraran.

— Pensé que eras el típico que paga a alguien más por cuidarlos y solo se hablaban en la cena, o algo así — Dijo Horacio sonriendo.

— Está claro que ves muchas películas, Horacio — Volkov le devolvió la sonrisa.

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¡Nuevo capítulo! Estoy realmente emocionado y eso que ya se que es lo que va a ocurrir.

¿Tienen alguna anécdota chistosa de su vida?

Yo tengo muchas porque literalmente toda mi vida es un chiste.
Por ejemplo, una vez casi me atropella un bus mientras iba de regreso de la tienda con una bolsa de guineos. La bolsa se rompió y la calle la estaban arreglando así que me resbalé, venía un bus, estaba al borde del colapso pero logré salir corriendo antes de que me aplastaran.
Regresé a la casa sin guineos, con cemento en mis jeans y mi chancla rota :c

Justicia a los pobres bananos :(

Bueno, espero que estén disfrutando la historia, ¡Nos leemos dentro de tres días!
Buenas noches, madrugadas o días, cuídense <3

Cambio y fuera.

Tatuaje | Volkacio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora