Tatuaje | Volkacio

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¿Dónde está mi gente que al parecer son descendientes de Flash?

No importa si llegaste tarde, igual te daré tus besitos🤍
¡Disfruta!
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Narra Horacio.

Mis pulmones dolían por el esfuerzo de exhalar tantas veces seguidas. La verdad es que inflar tantos globos debería estar en mi hoja de vida como uno de mis logros más estúpidos, pero igual me siento orgulloso de estar ayudando
en la organización de la fiesta a los pacientes que cumplen este mes.
El hospital normalmente solo hacía detalles individuales a cada interno, sin embargo, este año comenzaron a hacer una celebración conjunta para compartir entre todos. Es la primera vez que vengo a una de ellas, estoy realmente emocionado.

—¡Eh, Joven Horacio! Que alegría verte por aquí.—Era el doctor Guzmán. A pesar de ser un señor más o menos de cierta edad, se conservaba muy bien. Pero definitivamente esos lentes no le favorecían en nada.—Hace un rato una de las enfermeras preguntaba por ti, al parecer sigues siendo igual de popular.

—Si, traer galletas siempre es un buen soborno.—Le sonreí y el me regresó la sonrisa con amabilidad. El doctor Guzmán siempre fue muy atento conmigo y me cuidaba cuando yo aún era menor de edad y venía a visitar a mi madre. Me dejaba quedarme algunas noches a escondidas en la habitación de mamá, realmente estoy muy agradecido con el.—Veo que todos estáis muy ocupados por aquí. Yo ayudé un poco por aquí y por allá, justo estaba pensando en pasar a ver a mi mamá.

—Claro. La fiesta comienza dentro de dos horas. No te agobies mucho, ¿Vale? Si necesitas cualquier cosa estaremos de turno y ya sabes donde encontrarnos. En serio, cualquier cosa.

—Muchas gracias, doc.

Me despedí y caminé hacía el ascensor, pulsé el botón y ahora solo me quedaba esperar a que llegara. Saqué mi móvil revisando si tenía alguna notificación. Ninguna.
No es que esté impaciente o algo por el estilo, solo quiero saber si Viktor me ha escrito que va a llegar tarde o alguna explicación. No estaba muy seguro de si debí haber invitado a Viktor o no, pero realmente no quería estar solo festejando el cumpleaños de mi madre.

Es realmente frustrante el hecho de que no se si en verdad ella va a mejorar del todo, y pasar la gran mayoría de mi tiempo con ella como una excusa para no sentirme destruido es algo que me atormenta constantemente. Quiero sacarla de aquí, de esa habitación, del hospital y poder regresar a cuando hacíamos todo juntos. Extraño verla sonreír.

El pitido avisándome que el ascensor había llegado me sacó de mi mundo. Bloquee mi móvil y entré pulsando el tercer piso. Llevaba ya más de tres años visitando el hospital constantemente, es tanto así que la gran mayoría de enfermeros y doctores–Por no decir que todos–me conocen a mi y mi historia.

Siempre fuimos mi madre y yo. De mi padre se muy poco, pero lo suficiente como para saber que era un imbécil por dejarnos a mi mamá y a mi por nuestra cuenta, sin nada, pues agarró todo el dinero y las cosas valiosas y se largó. Desde que tengo capacidad de razonar he sabido que no lo necesitaba, pues mi madre era la única que realmente me importaba.
Nos mudamos, ella consiguió un trabajo decente donde le pagaban lo suficiente para que podamos estar bien.

Todavía recuerdo el día en que las cosas empezaron a cambiar. Debido a la univerdidad pasaba menos tiempo en casa, sin embargo, la relación con mi mamá no cambiaba en absoluto. Los sábados eran nuestro día, almuerzo y noche de películas rentadas de la tienda de DVDS. Era perfecto.
Ella había salido al trabajo como siempre lo hacía, yo desayunaba y ella se iba primero; realmente no se el porqué aquella vez cambió la rutina, no fue a la ofcina directamente, dio una vuelta inusual en su recorrido y terminó siendo víctima de un terrible atentado.
Pudo ser peor, y lo sé, siempre me lo recuerdo, sin embargo, no puedo evitar enojarme un poco con ella.