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Eres, epopeya del pueblo olvidado.

Forjado, en cien años de amor esta historia...

El dia llegaba como siempre y en el campo, los sonidos de los animales se escuchaban de fondo y la atmósfera se iba iluminando poco a poco. Ahí entre los caminos que unían varios pueblos de lo que es Colombia iba una pequeña carreta, siendo llevada por un viejo y triste burro.

Esa carreta la manejaba T/N BuenDía que en su afan de encontrar trabajo salio de su pueblo en busca de nuevas oportunidades. Recorría esos caminos montañosos hacia un futuro incierto.

Pocos metros después, noto que su burro, Renato, compañero de toda su vida se había empezado a cansar de más, por lo que decidió buscar algún río o lago cerca y por suerte lo encontraron. Era un río bastante hermoso con colores brillantes en su arena y su flujo era tranquilo.

El joven bajo de la carreta y llevo al burro a tomar agua, el animal lo tocó con calma, debido a su edad y al cansancio. BuenDía aprovechó para descansar un poco bajo la sombra de uno de los árboles que estaban cerca de ahí, hasta que noto algo raro.

Al final del río, se encontraba un enorme cerro con un montón de maleza y pasto, pero había algo extraño. Estaba partido a la mitad y entre sus dos partes, había un camino que llevaba hacia la faz de las montañas. Nuestro protagonista fue a buscar a su burro para avisarle del fenómeno.

-Renato, ¿Ya viste eso?- le dijo a su compañero, obviamente no le iba a contestar pero le hacia ilusión hablar con el de esa forma.

Rápidamente ambos reanudaron su viaje pero ahora cambiaron la dirección hacia ese camino misterioso que habían encontrando frente al río,
Había algo que te atraía hacia allá, una onda mágica que era inexplicable. Al estar frente la grieta, T/N no pudo más que tragar saliva y procedió a entrar en ese misterioso camino.

Iba hacia abajo, mientras más se adentraban notaba que se acercaban a un pueblo que estaba rodeado por aquellas montañas. Anodadaos, el burro y su amo se adentraron hacia aquel mítico pueblo, parecía sacado de esas leyendas que te cuentan de pequeño, sólo que esto era real.

El pueblo estaba tranquilo, lleno de bonitas casas y comodidades. A lo lejos se podría encontrar, en un cerro pequeño, la casa más.grande de todo el pueblo, brillaba con sus colores llamativos y resaltaba en el lugar.

Mientras caminaban buscando un lugar en donde quedarse notaron que la gente del pueblo los miraba con sorpresa y hasta miedo. ¿Porqué? No habían hecho ningún daño por el momento.

Mientras tanto en la casa Madrigal, la abuela preparaba la comida del día junto a Julieta y entre todos los demás preparaban la mesa como era costumbre. Faltaba sólo un día para la gran boda de Mariano y Dolores y los nervios llenaban la casa, así también como un ambiente de júbilo.

Estaban todo en lo suyo cuando llaman a la puerta de la casita.

-¡Yo voy!- Dijo Mirabel rápidamente y fue a abrir la puerta, se trataba del señor Andrés quien parecía tener mucha preocupación, llevaba su típica camisa blanca y el poco pelo que le quedaba.

-Buenos días Don Andrés- Dijo Mirabel tranquilamente.

-Buenos días Mira, ¿De casualidad no está tu abuela? Hay un asunto en el pueblo que quisiera hablar con ella-Respondió el señor.

-Si, deje le llamo- Mirabel  fue a buscar a su abuela, la chica de lentes fue a buscar a su  abuela para avisarle y ella se dirigio hacia la puerta.

-Don Andrés ¿Acaso ocurre algo?- Preguntó la abuela desconcertada.

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2022 ⏰

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Una nueva soledad (Isabela Madrigal x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora