Una pequeña ráfaga de aire mueve con delicadeza el cabello de aquel joven que yace recostado en el suelo de la azotea.
Por fin era el medio día y todos los estudiantes corrían emocionados por los pasillos, el festival de otoño (organizado por los mismos estudiantes y personal escolar), los esperaba en el enorme patio del colegio y ninguno de ellos, estaba dispuesto a perderse ni un solo detalle de este maravilloso festejo.
El peli negro bufa irritado, todo ese ruido no le permite dormir. A pesar de que no había recibido uno de los ya usuales regaños por parte de los profesores, se encontraba harto. Se encontraba cansado, cansado de si mismo. Siempre le había costado un gran trabajo mantener su atención en algo y claro, eso les causaba un enorme conflicto a los profesores.
Se levantó decidido a retirarse del lugar, lo que menos necesitaba en ese momento, era escuchar a esas chicas que lo adulaban sin parar, le parecían tan falsas.
—¡Bebé! —una chillona voz logró sacarlo de sus casillas un poco más. Aquella chica se había convertido en su más grande martirio desde tercer grado.
—Rachel —fingió una sonrisa e intentó sonar lo más natural posible, ya estaba lo suficientemente acostumbrado a sus constantes rabietas y berrinches como para no saber como sobrellevar la situación.
—Ay, que bueno que te encuentro. ¿Recuerdas a los chicos de la clase 14? —Yeonjun asintió.
—pues organizaron una casa del terror —¿Le interesaba? No, no le interesaba ni en lo más mínimo.
—Quiero que entres conmigo. Se que si me asusto, tu me cuidarás, ¿Cierto, bebé? —Ella se acercaba cada vez más a él y eso lo ponía nervioso, pues la última vez que había bajado la guardia, ella había conseguido robarle un pequeño beso que aunque fue corto e insignificante, Yeonjun no deseaba volver a experimentar.
—Me llamo Yeonjun, no bebé. Y no, no iré contigo, ya me voy a casa. —El chico se negó amablemente, o bueno, al menos eso intentó.
—Pero, ¿ya te vas, bebé? aún es muy temprano y no quiero quedarme sola —Sus delgadas manos acariciaron con delicadeza el pecho de Yeonjun, quien de inmediato las retiró con asco. Los enormes ojos de Rachel lo miraron molesta, ella lo quería, ¿Acaso era tan difícil de comprender? Su padre siempre le recordaba cuan especial era ella y por ende, que podía tener todo lo que quisiese en la vida, ¿por qué no podía tener a Yeonjun?
—Agh, aquí estás, Choi. Te estaba buscando, quería ver si —Yeonjun lo interrumpió rápidamente, pues no quería perder aquella increíble oportunidad para escapar de Rachel.
—¡Ah, si! ¡Vamos, Soobin, vamos! ¡Adiós, Rachel! —Tomó el brazo de su amigo fuertemente y se encaminó hacia la salida de la azotea.
—¿Qu-? —Yeonjun volvió a interrumpir, deseando que Soobin comprendiera que demonios sucedía.
—Vamos, dije —el castaño ni siquiera tuvo tiempo de analizar lo que sucedía, pues fue arrastrado por el pasillo mientras que su amigo refunfuñaba cosas lleno de molestia.
—¿Podrías soltarme ya? —Soobin preguntó entre risas, causando que Yeonjun lo soltara rápidamente.
—Lo siento —se disculpó apenado y Soobin negó entre risas.
—Hay que irnos ya, este lugar comienza a hartarme —Intentaban esquivar con cuidado a los grupos de personas que disfrutaban del maravilloso día con snacks y bebidas mientras esperaban en las largas filas de los juegos y actividades que el festival había preparado. Su destino era el salón 109 en donde su grupo habría guardado las mochilas sede la clase.
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Love Notes [Choi Yeonjun]
FanficEn dónde Choi Yeonjun comienza a recibir cartas anónimas. "-¿Que no lo has entendido aún? Cualquiera en su sano juicio se habría vuelto loca por ti."