Han pasado unos días desde la primera (y única) señal de vida de -anonima-. Yeonjun se ha taladrado la cabeza todos los días intentando descubrir de quien se trataba. ¿Podría tratarse de la loca de Rachel? ¿Podría ser solamente una mala broma de alguno de los chicos del club de karate? El pelinegro no paraba de crearse teorías, una cada vez más loca que la anterior, claramente.
—Señor Choi —el profesor repite por cuarta vez logrando que el distraído Yeonjun saliera de sus enredados pensamientos.
—¿Si, señor Davis? —Pregunta.
—¿Qué opina al respecto?
—Que estoy totalmente de acuerdo, profe —el pelinegro sonríe satisfecho, está totalmente convencido de que salvó la situación de una forma ejemplar. Algunas risas retumbaron en el salón de clases pues era más que obvio que Choi no sabía ni en que día vivía.
—Perfecto, entonces se encargará de traer el proyector todo lo que queda del trimestre —la gran sonrisa que Yeonjun sostenía orgulloso se cayó en segundos.
—¿Perdone?
°•♡•°
—No entiendo porqué tengo que ir yo —dice refunfuñando mientras empuja el carrito con el proyector solicitado por el señor Davis, un señor bastante apuesto para su actitud de mierda. <Ya resignate, eso te pasa por andar pensando en quien sabe qué> (O quien) dice Yeonjun para sus adentros, esa bella carta lo había conmovido y asustado a la vez: por un lado quería saber de quien habían salido aquellas lindas palabras que soltaron una jauría en su estomago; y por el otro, no quería saberlo. Tenía miedo.
—Hasta que llega, Choi. No tenemos su tiempo —Davis se levanta del escritorio dando pasos fuertes.
—Lo siento, profesor —dejó el carrito frente al escritorio y se dirigió con pasos desganados a su asiento. Su amigo lo mira entre risas.
—Parece que alguien no está de humor.
—¿Qué comes que adivinas? —Responde irónicamente.
—Bien, jóvenes, necesito que saquen sus cuadernos, la señorita ______ pasará a repartir unas copias para que respondan con la información que recopilen del documental —la castaña pasa entre las filas del aula mientras deja dos hojas por pupitre.
—Recuerden, es necesario que elijan bien a sus compañeros de laboratorio. Compartirán el lugar con ellos durante todo el semestre —el señor Davis amaba su materia y era fiel creyente de que gracias a la química podrían formarse increíbles amistades y recuerdos; tristemente, sus alumnos no compartían su ideología— Ah, y los Choi al cuadrado no pueden ir juntos.
—¿Qué? ¿Por qué? —Soobin y Yeonjun refunfuñan al unísono, habían compartido la mesa desde primer año y no pensaban cambiar eso solo porque el señor Davis lo decidiera–
—Porque estoy seguro de que si se dan la oportunidad de compartir lugar con alguien más podrán aprobar mi materia con un promedio mayor a 6, señores.
—Es ridículo.
—¿Qué dijo, Choi número 1? —el profesor pregunta apretujando su tiza—
—Que que bonito fascículo.
—¿Al menos sabe que significa eso?
—Por supuesto... que no.
• ° • ° • ° •
—Bienvenidos a Freezzzzing, ¿Qué les podemos ofrecer hoy? —el castaño detrás del mostrador pregunta con aquel divertido tono de siempre.
—Lo de siempre, Tony, por favor.
—Salen dos de fresa.
—¿Tengo que preocuparme? —el mejor conocido cómo Choi número 2 pregunta una vez ya con su amigo.
—¿Preocuparte sobre qué?
—Sobre ti, desde la última vez que vinimos te la pasas buscando cosas en tu mochila como drogadicto en abstinencia.
—Ahh.. sobre eso.
—Si, sobre eso.
—Es que...
—¿Eres gay? —pregunta en un susurro—
—¿¡Qué!? ¡No!
—Tranquilo, Yeon, te apoyaré igual.
—¡No soy gay! Es solo que... creo que tengo una admiradora secreta.
—Ah... creo que es bueno.
—Creo.
—¿Es de las lindas que hacen cartas con dibujitos o de las locas que re siguen hasta tu casa?
—La primera, creo
—¿Entonces? ¿Por que traes esa cara?
—Porque no he sabido de ella en varios días —Responde entre pucheros mientras urga en su mochila con las nulas esperanzas de encontrar algo.
Tony se acerca a ellos con los helados en sus manos, mantiene aquella extraña sonrisa en sus labios.
—¿Esto es suyo? —Tony señaló un pequeño sobre de color azul que estaba descansando sobre la banca de color menta.
—No, no es nu-
—¡Si, es mío! ¡Es mío!
—¿Ok...?
Yeonjun abre el sobre con emoción, había esperado más una carta de <anonima> que las vacaciones intersemestrales. Aquel suave sobre mantenía aquel olor a melocotón que la primera carta tenía y eso lo emocionaba más de la cuenta. Quizás no se trataba de una broma, quizás <anonima> si existía. Quizás... podría conocerla.
Querido Yeonjun:
Han pasado algunos días desde mi primera carta y creo que seguiré enviándolas. Me ayuda a desahogarme, tantos sentimientos por ti son como una sobredosis de azúcar y eso me asusta, creo que eso es estar enamorado.
No se en que momento pasaste de ser "mi crush" a la persona por la que lucho; pero, Choi Yeonjun, me haces feliz.
Te quiero más de lo que puedes imaginar y espero algún día poder tener el valor de decirte quien soy, quien es este desastre andante.
Alguien alguna vez me dijo que el amor llegaba de forma inesperada, como una patada en el culo, te elevaba y te dejaba caer de golpe; pero ¿Sabes qué, Choi número 1? No creo lo mismo, porque tu me haces sentir como si estuviera en un campo lleno de flores, en un campo lleno de calma, en un campo de felicidad. Gracias a ti aprendí que no es malo sentir, es de lo más hermoso que existe y... cuando te veo, es como si el mundo se detuviera.
Daría lo que fuera para que te vieras con mis ojos, para que entendieras el porqué eres el motivo por el que viviría cada día de mi vida con alegría.Con cariño, anonima <3
—Cielos, que denso.
—¿No es linda?
—¿Y si es un señor raro de 40 años?
—No digas estupideces, Choi.
—Hablando de eso... ¿Cómo sabe que te dicen "Choi número 1"? Es como un chiste interno... solo el señor Davis te llama así.
—¿Anonima será de nuestra clase?
—Yo que se. Quizás la conozcamos.
—¿Me ayudarás a encontrarla?
—¿Harás mi reporte final de inglés?
—No.
—Entonces no.

ESTÁS LEYENDO
Love Notes [Choi Yeonjun]
FanfictionEn dónde Choi Yeonjun comienza a recibir cartas anónimas. "-¿Que no lo has entendido aún? Cualquiera en su sano juicio se habría vuelto loca por ti."