El inicio

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Una
Dos
Tres veces

Contaba una y otra vez las veces en que mi coronilla estaba siendo golpeada contra el respaldo de la cama mientras estaba siendo "follada", entre muchas comillas. por el peor polvo de mi vida.

Teníamos historia, nos conocíamos desde los 10 años y habíamos sido noviecitos en aquella época, ahí era un idiota y ahora con 23 también seguía siéndolo dándose de él mejor partido, un semental en la cama que iba a dejarme con las piernas temblando... lo único que tiembla es mi paciencia mientras miro el techo esperando a que acabe para poder terminar con la tortura.

Cuando llega al orgasmo finjo que estuvo bien para no herir su masculinidad, aunque por dentro solo quería echarlo de mi casa y después de un rato de convivir, para que no fuera tan obvio, finjo que llega un mensaje de mi madre diciendo que llegaría antes del trabajo y me despido con la idea de no volver a verlo jamás.

— Más te vale que estés desocupada y vengas ya, acabo de tener el peor polvo de mi vida.

Mi mejor amiga y vecina de enfrente no tarda en escuchar el audio que le envío por WhatsApp y la tengo golpeando mi puerta en un pestañeo por lo que a penas entra comienzo a contarle con todos los detalles, a demás de no ser el más dotado, porque la verdad dejaba que desear, no había encontrado en ningún momento el clitoris y en definitiva que no se diera cuenta que estuve casi todo el tiempo golpeando mi cabeza con la cama fue lo que más hizo reír a mi amiga, aunque yo también terminé riendo... al final de cuentas era otro intento fallido de encontrar a un hombre que valiera la pena y realmente había sido algo gracioso.

Después de esa mala experiencia mi día estuvo normal, nos reímos y charlamos tranquilas como cualquier otro día hasta qué tubo que irse y yo me encargue de limpiar un poco antes de que mi mamá regresara del trabajo.

A la mañana siguiente Sean, el mal polvo, me envió un mensaje intentando seguir con el coqueteo pero me encargue de ser lo más educada posible al decirle que las cosas entre nosotros no iban a funcionar porque yo no me sentía preparada para una relación y que no pretendía hacerle daño, el aliviado de tener que dejar de fingir amor eterno dijo que estaba bien pero que podíamos repetir el sexo cuando quisiera.

¡Dios por favor no! Pensé leyendo aquel mensaje y no pude evitar reír al recordar lo mal que lo había pasado en ese intento por tener una vida sexual activa que realmente había salido mal.

Bien, creo que fue demasiado de Sean y debería darme una presentación. Mi nombre es Sarah, tengo 22 años y las relaciones no son lo mío, realmente jamás lo fueron.

A los 15 conocí a una chica, descubrí que me iban las chicas en ese momento y la verdad no lo pase muy bien con esa noticia al principio porque realmente no lo esperaba pero me enamoré, el primer amor que tanto esperamos todos. Y una mierda, fue tóxico y al terminar me dejo hundida en una depresión, con inseguridades con mi cuerpo y personalidad y una cuenta muy larga para pagarle a mi terapeuta, todo por una adolescente tonta que no supo usar bien ni sus palabras ni sus acciones y termino dejándome en un muy mal momento para mi.

Después de esa ruptura las relaciones terminaron para mi, Virgen e inexperta comencé a salir. Mis 18 años recién comenzaban y el alcohol, las fiestas y algo de marihuana no venían mal para mejorar un poco el ánimo, tampoco el coquetear siempre que se pudiera para no "aburrirme" y la verdad que ese fue uno de mis peores momentos en los que fingía felicidad plena pero estaba bastante lejos de eso.

A los 19 perdí la virginidad con un compañero de la preparatoria, realmente una mala experiencia porque fue corto y nada divertido pero ahí comenzó mi introducción al sexo con hombres, fue divertido mientras duró pero después de llevar tanto tiempo soltera comencé a necesitar atención y amor cuando todos a mi alrededor estaban en pareja y en ese momento conocí Tinder.

Todo empezó como una aventura, una manera de entretenerme, porque realmente todos sabemos que no encontraremos el amor en una aplicación de citas que todos usan para encontrar sexo y la verdad que iba destinada a lo mismo.

El mal polvo, o más conocido como Sean no había salido de la aplicación pero me pareció un comienzo divertido para mis historias sobre muy mal sexo, hombres idiotas y alguna que otra chica coqueta para no olvidarnos de lo que es bueno, aunque realmente nada lo era cuando no pasaba mas que engaños y gostheos después del mal sexo.

¿Tan difícil era conseguir alguien que me diera orgasmos y amor?

Creo que para que esta historia avance un poco más rápido vamos a hablar de él, Gale era... sexy.

Lo conocí por la bendita aplicación, teníamos piel y un sexo maravilloso, nos llevábamos bien y siempre hablábamos para encuentros casuales, éramos amigos que tenían buen sexo y resultaba bien. Con el tiempo nos acostumbramos el uno al otro, él sabía que después de todo siempre me gustaban algunos mimos y yo sabía que le daba hambre después por lo que teníamos esa especie de rutina en la que conversábamos de todo y nos poníamos al día debido a que no hablábamos demasiado cuando él llegaba.

— Si algún día alguno se pone de novio esto termina, por más divertido que sea no le faltamos el respeto a nadie ¿Trato?

— Trato.

Ese fue el problema, el consiguió una novia que era claramente su tipo y yo tuve que volver a la nada misma, aunque me ponía feliz por él no me mal interpreten, sabía que ella realmente le gustaba y se lo veía muy feliz, así que no hice más que alegrarme por el bendito Gael y seguí con mi vida, espiándolo de vez en cuando en redes porque era guapo y si llegaba a terminar con la novia yo estaba dispuesta a volver al plan porque me encontraba demasiado lejos de una pareja, realmente MUY lejos.



Bien, creo que por el momento es todo... me daban muchas ganas de contar esta historia y realmente espero que la disfruten como yo lo hago.

Amor de cuarentena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora