Todo estará bien

7 2 0
                                    


Puedo asegurar que todo lo que aquí hay es verdad. O al menos, lo es para mí. Si me han mentido y no me he dado cuenta, disculpa por no saberlo.

Si hubiese que empezar por alguna parte, quisiera hacerlo cuando papá se fue. Ni siquiera recuerdo el día que dejé de verlo a diario en la casa. En algún momento mi madre me pasó al teléfono y mi padre me habló

Estaré lejos por un tiempo.

No hice muchas preguntas al respecto. Era un niño de 9 años que entendía muy poco del mundo. Justo igual que ahorita, pero al menos lo admito.

Entonces mi infancia se trató de mi madre y de mí. Ha sido, creo yo, mi mejor amiga desde entonces. Claro, a lo largo de mi corta existencia, ha habido muchos co-protagonistas, cuyos nombres no mencionaré. Intentaré no nombrar a nadie, pues no creo que se lo merezcan.

Mis días se iban en estar sentado frente al televisor, o con las películas por las cuales le lloraba a mi madre que me comprara. Ella sabía que no eran cosas baratas, pero se dio cuenta que realmente me apasionaba. Si el cine hoy me gusta es porque mi madre algún día alimentó ese deseo que trato de mantener vivo por las historias.

Evidentemente, el dinero era escaso. La mayoría del tiempo nos la pasábamos en casa de alguien más, y mi madre y yo compartíamos cuarto.

Para molestarla lo menos posible con las cosas del día al día, aprendí pronto a hacer mi propia comida, a quedarme solo cuando nadie podía cuidarme, y entender que la estufa era algo que debía manejarse con respeto.

No quiero decir con estas palabras que era un niño perfecto que nunca cometía travesuras. Fui un niño normal con típicos berrinches como cualquier otro. Molesto y mugroso. No sé si esas cualidades ya dejaron de describirme, pero sí, me siento orgulloso de decir que he crecido, y que al momento de poner esto en papel, estoy en un mejor escenario del que hubiese pensado de niño.

Recuerdo el día que mi madre llegó con un computador a la casa. Ni siquiera había internet, y ella no era ávida con la tecnología. Fue un regalo inesperado. Quedé fascinado, y al igual que el cine, si hoy en día la tecnología me provoca interés, es porque mi madre me alentó a tener intereses propios.

Mi vida, claramente, no ha estado influenciada únicamente por mi madre, pues he estado a cargo de muchas figuras femeninas que ayudaron a construir mi personalidad. Desarrollando en mí una cualidad maternal que después me resultó útil cuando tuve a mi primer hermano y yo estaba deseoso de ayudar a cuidarlo.

A día de hoy, en casa ya no hay nadie que necesite ser cargado en brazos, pero cuando me encuentro con familiares o amigos y sucede que hay un bebé, mis ganas de arrullarlo en brazos salen natas de mí. Y puedo presumir que aún tengo el encanto para hacerlos dormir después de mecerlos por un corto rato.

Cuando el primero de mis hermanos nació, recuerdo bien la época. Unos años agridulces que en retrospectiva pintan muy bien lo poco uniforme de la vida. Que es un trazo rugoso, con relieve. Con grumos de pintura, que cuando se aprecia de lejos se ve lindo y parejo, pero de cerca se notan los cráteres y montañas.

Entre los eventos recuerdo las Oreo cubiertas de chocolate blanco, un reproductor portátil de películas, y de cómo una mañana le mostré a mi madre una película que me había emocionado cuando me llevó a rentar a un pequeño negocio de películas.

Cobijados, con el DVD portátil en una almohada entre los dos, vimos sin hablar Nanny McPhee, y al terminar, volteo sólo para descubrir a mi madre llorando. Incluso al recordarlo hoy, tengo piel de gallina y los ojos se me ponen vidriosos.

¿Por qué lloras?Recordé a mi mamá. Así como en la película, nosotros somos siete hermanos...

Y no dijo mucho más.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 19, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Soy yo, y tengo algo qué decirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora