· Happy Together ·

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Amelia está en modo creativo

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Amelia está en modo creativo. 

El modo creativo de Amelia es el siguiente: se recoge el pelo con dos lápices, se pone un jersey enorme que se dejó un chico en su habitación y deja todo aquello que quiere escribir dividido en varios trozos de papel, clavados en un corcho que tiene justo delante de su escritorio. 

Se ha hecho con una máquina de escribir muggle y qué cómodo es. Hasta entonces solo había escrito con tinta y pergamino, pero ahora que ha conseguido la máquina y que ha encontrado un hechizo que le permite dictar lo que quiere escribir y hacer que la máquina lo haga solo, todo es pan comido.

Ella narra aquello que se le pasa por la cabeza y solo se escucha su voz y el tecleo de cada una de las letras. El canario, de fondo, pía cada vez que la barra de la máquina vuelve a su posición inicial arrastrándose por todo el papel.

Amelia quiere ser escritora desde hace tiempo. Siempre que estaba en clase de Historia de la Magia, pensaba en lo aburrido que era aprender historia a pesar de lo divertida que podía llegar a ser. No es lo mismo contar que hubo una rebelión de duendes en el siglo dieciséis en tres aburridas líneas que explicar, con todo lujo de detalles, que se debía a que un mago borracho había enviado por error una carta erótica a uno de los líderes y este se había enfadado y le había estrellado una botella de whiskey en la cabeza. Eso era mucho más divertido, y te ayudaba a entender mucho mejor el contexto de la rebelión.

Todavía no sabe si le van a publicar ese libro. En primer lugar, porque es lo primero que escribe —oficialmente—, y en segundo lugar, porque no sabe si querrán hacerlo los de la editorial para la que trabaja. Nunca ha visto un libro escrito sobre Historia de la Magia que sea tan poco académico. Sabe que los muggles sí son más atrevidos a la hora de escribir y eso tiene éxito entre ellos, pero en el Mundo Mágico no hay nadie que esté contando la historia desde un punto de vista cómico.

Amelia quiere ser la primera.

Así que cuando acude al bar esa noche, se ha pasado el día escribiendo —bueno, recitando— y está muy cansada y aún tiene un lápiz a modo de recogedor. Espera que sea una noche tranquila de viernes y no acuda ningún grupo de borrachos.

Sin embargo, ve que están montando el escenario para una actuación. Tal vez, llamarlo escenario sea muy generoso: no es más que una tarima donde hay un micrófono y, a veces, un equipo de música. Si viene un grupo a tocar algo en directo, se traen todos sus instrumentos y se encargan ellos de montarlo todo.

—¿Viene el grupo de la otra vez? —le pregunta Amelia a su jefa. Ella niega de un lado a otro.

—Un chico que dice que hace versiones de otros cantantes. Lo hace prácticamente gratis, ¿sabes?

Amelia va a preguntar quién es el pringado que va a tocar gratis, pero entonces esa misma persona se planta frente a ella en la barra y apoya los codos con una sonrisa muy amplia. 

· Till There Was You ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora