Carreteras, murallas y rosas
Y una vez disipados los malos olores del pasado, quería ahora inundarlo de fragancias.
Patrick Süskind
Enciendo el móvil. No hay ninguna notificación. Suspiro. En esta soledad, el tiempo se hace eterno e interminable.
Los minutos siguen pasando, y veo cómo la silueta de Madrid se aleja en el horizonte. Me inunda un sentimiento de completa calma al ver pasar los coches desde mi ventanilla. Decido conectar mis auriculares al móvil y poner mi playlist favorita de Spotify.
Al cabo de unas horas, el repiqueteo de las gotas contra el coche me despierta. Apesar de estar escuchando mi canción favorita, decido poner en pausa la música y prestar atención. El GPS suena de fondo, pero yo sólo soy capaz de sentir las gotas deslizándose por el cristal. Recuerdo cómo de pequeña pensaba que las gotitas estaban haciendo una carrera, y cómo preguntaba a mi padre: "Papá, ¿cuándo llegamos? ¿Queda mucho?" Me sumerjo en una sensación de nostalgia. Desearía volver a aquellos tiempos, aunque sé que es imposible.
Todo ha cambiado desde hace unos meses. Al menos, ir a Saint-Malo me dejará escapar de todo lo que está pasando.
El aburrimiento me está matando, asi que decido dibujar siluetas aleatorias en el cristal empañado. Siento la necesidad de marcar una "D", pero me retracto de mi decisión y retiro mi dedo rápidamente. De pronto, la pantalla de mi móvil se ilumina y aparecen las palabras: "Instagram, adriii.g : Heeeyy Eva, q tal? avísame cuando llegues ehh, a ver si conoces a un tío francés que esté bueno jajajjaja"
Esbozo una pequeña sonrisa y contesto:
evaa_swrz: jajajsjja, eres un idiota ajajaj
sigo todavía en el coche, me estoy muriendo del asco. Bueno, al menos por un mes me voy a olvidar de Darío
adrii.g: los dos sabemos q es un subnormal, no te amargues. Supéralo, q tienes un mes enterito en Francia para hacerlo, y encima te quejas
Suelto una carcajada y el copiloto me mira sorprendido:
-Eva, ¿de qué te ríes?
-Nada Papá, he visto un meme y me pareció gracioso.
Mi padre me mira con cierta duda, y acto seguido se voltea. Miro por la ventana y me percato de que ya es de noche. Mientras la luz de la luna me atrapa, mis ojos se cierran con lentitud.
·♥·
Un rayo de sol intenta colarse entre mis párpados. Pestañeo un poco y decido darme la vuelta para apoyarme en el manillar de la puerta del auto. El vehículo pasa por un bache rápidamente, y el estruendo me despierta completamente. Con cara de disgusto me incorporo en el asiento y me percato del paisaje. A través del cristal diviso costas de color añil y praderas esmeralda. Me quedo maravillada ante semejante lienzo magnífico creado por la propia naturaleza. Mientras el coche atraviesa las puertas de la ciudad amurallada, escucho el graznido de las gaviotas y los gritos de los niños pequeños jugando en la playa. El coche asciende por una pequeña colina hasta una zona rodeada por una verja de hierro: la Villa Saint Raphaël, hogar de mi abuela, Ilse Mond. Sus elegantes fachadas blancas y tejados índigo me dan la bienvenida, y siento la admiración que sentí la primera vez que cruzé las verjas esta mansión imponente.
¿Increíble, verdad? Probablemente te haya sorprendido. Soy nieta de una famosa diseñadora. A mí no me importa. En primero de primaria, solía ser el centro de todas las miradas, y no sólo por mis ojos azules. Siempre había una cría diciéndome algo cómo:

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Pétalos de Oro
Romance"-No te vayas. Cada vez que te alejas de mí, noto cómo un pedacito de mi alma se desvanece en el aire. Samara me miró, y con una voz llena de parsimonia, dijo: -Deja que esos pedacitos se conviertan en estrellas, se coloquen en el cielo estrellado y...