•Una larga noche•

1.5K 135 16
                                    

El día en la tienda de mascotas había sido largo y cansado, hubo más clientes de lo normal por alguna razón que Chifuyu no lograba entender y, sumado a eso, sus clases en la aerolínea habían sido bastante confusas, a veces odiaba que un avión tuviera tantos botones y que no pudiera recordar el nombre de cada uno de ellos y para qué servían. Era tan estresante, que a veces se cuestionaba porqué quería ser piloto.

Durante el resto de la tarde que había estado en la aerolínea, se preguntó qué habría estado haciendo Kazutora en la tienda ¿limpiando? ¿jugando con su celular? ¿acariciando a los animales? Chifuyu sospechaba que, cuando él no estaba, Kazutora soltaba a todos los gatos y perros para acariciarlos. ¿qué podía decir? Su novio era amante de los animales y más si eran peludos.

Suspiró con una sonrisa mientras recordaba a Kazutora rodeado de gatos, se veía tan tierno cuando se concentraba tanto en atenderlos a todos, en darles de comer, asegurarse que tengan agua y darles sus dosis de amor por día. Era tan cariñoso con los animales, que incluso llegaba a tenerles algo de envidia. Nunca lo dijo en voz alta, pero más de una vez se imaginó como un gato siendo acariciado por la calída mano de Kazutora. Era vergonzoso, nunca se lo diría.

Una vez llegó al apartamento en el que vivía con su pareja, bajó del auto con una pequeña bolsa en sus manos. Al ponerle la alarma al auto se dio cuenta de que no se había quitado el uniforme de piloto. Se había ido tan apresurado para pasar la noche con Hanemiya, que se le olvidó por completo de su ropa. Bueno, daba igual, de todas formas se podía cambiar después.

Subió por las escaleras con la pequeña bolsa entre sus manos y sacó las llaves de su bolsillo para abrir la puerta de su apartamento. Cerró la puerta tras su espalda y mientras se quitaba las botas negras que eran parte de su uniforme y que llegaban casi hasta sus rodillas, dejó la llave sobre la repisa a un lado. No se oyó nada, pensó que Kazutora tal vez ya se había dormido y lo comprendió, era tarde, al rededor de las 11:00 de la noche. No culparía a Kazutora si estuviera durmiendo en la habitación, él hubiera hecho lo mismo.

Se dirigió a la sala y allí mismo se quitó la chaqueta de tela rompeviento y la dejó sobre el sofá. Sin pena alguna también se quitó la camiseta blanca que llevaba abajo, dejando todo su torso descubierto. Dejó la pequeña bolsa sobre la mesa de cristal en frente de los sofás y se dirigió a la cocina, moría de hambre y esperaba que Kazutora le haya dejado algo para cenar.

De la nevera sacó un plato de Yakisoba frío que no se molestaría en calentar en el microondas. De la lacena sacó unos palillos y allí mismo, parado y sobre la encimera, comió mirando el calendario frente a él. Su aniversario número cinco con Kazutora sería en apenas unos días ¿qué le regalaría? Siempre le compraba cosas, como esa misma que estaba en la pequeña bolsa encima de la mesa de la sala, así que debía lucirse, tal vez llevándolo de vacaciones a las bahías rojas, sabía que Kazutora siempre quiso ir allí. Pero debía regalarle algo también ¿un peluche gigante? No, ya le había dado muchos de esos y ya no tenía lugar para dejarlos en la habitación.

— Tal vez podría darle...— No tuvo tiempo de terminar la frase cuando sintió unas manos rodear su cintura. Quitó los palillos de sus labios y miró hacia un lado, topándose con la cansada mirada de su novio que había apoyado su mentón en su hombro.

— Hasta que llegaste, Matsuno.— Murmuró con cierto tono cansado mientras cerraba los ojos. Chifuyu amaba que lo llamara por su apellido, aunque sabía que lo hacía porque estaba algo molesto.

— Me retuvieron hasta que me aprendí el nombre de todos los botones de un avión, tu sabes que soy pésimo con los nombres.— Una leve risa salió por parte de ambos, sabían lo despistado que podía ser ese chico.

— Bueno, ¿al menos los aprendiste?— El aliento de Kazutora chocando contra su cuello hizo que un escalofrío recorriera su espalda.

— Por favor, Tora, estás hablando de mi ¿tu qué crees?— El pelinegro cerró sus ojos musitando un pequeño "Hmmm" como si lo estuviera pensando, pero en realidad ya sabía la respuesta.

Una larga noche // One-shot KazufuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora