one shot

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La más pequeña de las mariposas

Eran casi las cinco de la mañana y Torpón, el divo del Bosque, descansaba apoyado contra un árbol, exhausto por sus esfuerzos de la noche anterior Su trabajo consistía en ayudar a las orugas a convertirse en mariposas. Al final de su metamorfosis, tenía que sacar a cada una de las pequeñas mariposas del capullo y esparcir polvo de mariposa sobre sus alas, para que pudieran elevarse al viento. Por último, les daba una palmadita en el trasero para lanzarlas al mundo.

Le gustaba terminar su trabajo antes de que saliera el sol para que las mariposas pudiesen iniciar sus nuevas y hermosas vidas al amanecer. Al mirar a su alrededor para asegurarse de que había realizado todo su trabajo, vio a una última pequeña mariposa que todavía permanecía en su cuerpo de oruga.

Era tan pequeña que no había reparado en ella. Torpón se puso en pie de un salto, corrió hacia la oruga y extrajo a la mariposa de su capullo. Le empolvó las alas y, cuando estaba a punto de darle una palmadita en el trasero y lanzarla al mundo, se dio cuenta de que no había mirado qué especie de mariposa era para apuntarlo en su libro de referencia. Miró en el libro y entonces se dio cuenta de que tenía algo triste que contarle a la mariposa.

Torpón aclaró su garganta y dijo: «No me gusta tener que decirte esto, pero es mi trabajo. Perteneces a una especie de mariposa que vive únicamente un día».

La Mariposa Más Pequeña, que había estado batiendo las alas lentamente, preparándose para despegar, se detuvo. «Esas no son precisamente las mejores noticias del mundo», dijo.

Torpón asintió compasivamente, musitando algo parecido a: «La vida es así, breve, a veces...». La Mariposa Más Pequeña, todavía un poco aturdida, miró ferozmente a Torpón.

«Ha sido una manera terrible de darme la noticia. Podrías haber empezado diciendo: 'Es un día hermoso', y yo hubiese contestado: Si. ¿Verdad? Entonces tú podrías haber dicho, "Has llegado a un mundo maravilloso. ¡Bienvenido!", y yo te hubiese dado las gracias. Entonces, tú me habrías dicho 'Algunos de nosotros tenemos menos tiempo que otros, pero contribuimos más a embellecer el mundo'. Luego, por último, me hubieses podido soltar la noticia de que sólo tenía un día para vivir'.

Torpón asintió: «Podría haber dicho todo eso, pero sólo tenías un día para vivir y no quería desperdiciar tu precioso tiempo».

La Mariposa Más Pequeña reflexionó durante un momento y se dio cuenta de que Torpón tenía razón. «Te perdono», le dijo.

¿Qué otra cosa se podía esperar de alguien llamado Torpón?». Entonces le dijo a Torpón que, como iba a estar en el mundo sólo durante un día, quería ver tanto de él como le fuera posible, pero que no sabía por dónde empezar. Torpón pensó un momento y luego dijo: «Ya que me has hecho sentir culpable de una manera tan inteligente por la forma en que te he dado la noticia, te llevaré de viaje a los lugares más apasionantes del mundo».

La Mariposa Más Pequeña batió las alas emocionadas, preparándose para despegar. Entonces se dio cuenta de que ella podía volar, pero Torpón no. «¿Cómo vamos a viajar?».

«Con la mente», respondió Torpón. La Mariposa Más Pequeña pareció confundida. «Puedes transportar tu cuerpo hasta el lugar en el que se halle el cincuenta y uno por ciento de tu mente», explicó Torpón. La Mariposa Más Pequeña estaba asombrada.

«¿Quieres decir que, si pienso en un lugar, puedo irme ahí?». Torpón asintió. «Pero», continuó la mariposa, «si sólo un cincuenta y uno por ciento de mi mente está allí, ¿el resto de mí llegará también?».

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