Aroma a chocolate ⠸𝔐𝔦𝔨𝔢𝔶 𝔵 ℭ𝔥𝔦𝔣𝔲𝔶𝔲

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El sonido de un envoltorio de una barra de chocolate siendo abierta y el sonido de una arcada interrumpieron el cómodo silencio que yacía entre ambos chicos.

Matsuno Chifuyu, un bonito omega rubio, no pudo reprimir su asco ante la barra de chocolate que fue abierta.

Inui Seishu, otro bonito omega rubio y mejor amigo de Chifuyu, el dueño de la barra de chocolate y por consiguiente el causante de la arcada de Chifuyu.

Chifuyu sentía que que no podría contener sus ganas de vomitar el delicioso desayuno de esa mañana, a pesar de que el aroma de aquella golosina ni siquiera se había extendido lo suficiente. Inupi, como le decían de cariño, detuvo sus acciones al instante y miro directamente a los ojos de su contrario con una ceja alzada.

- ¿Y ahora a ti que te pasa? - interrogó al verlo en ese estado.

- Ya sabes que no soporto el aroma del chocolate -, explicó y cuando apenas había mencionado el nombre de la golosina involucrada se inclinó hacia el costado con el sonido de una arcada y todas las ganas de expulsar su desayuno.

Inupi tan solo suspiró antes de responder.

- Te quiero y lo sabes, pero si vas a estar así, entonces vete a otra habitación, Fuyu -. Habló señalando la puerta de la habitación -, no he comido en todo el día y esto es lo único disponible para comer.

- ¿Cómo que es lo único que hay?

- Yo que sé, - habló encogiendo sus hombros -. Pero si no puedes soportar el olor del chocolate solo sal de aquí y listo.

Desde que Seishu supo el problema de Chifuyu y los chocolates siempre a cuidado de él, pues Fuyu realmente no puede soportar el aroma del chocolate, olor que a Inui le fascina ya que el chocolate es una de sus golosinas favoritas.

Nadie puede recordar cuando fue que Chifuyu empezó a detestar el chocolate, ni siquiera el mismo Chifuyu lo puede recordar. Talvez fue fue cuando tenía nueve años y se comió una barra de chocolate vencida, o cuando en su fiesta de cumpleaños doce un primo suyo le hundió la cara en la torta de chocolate y casi muere asfixiado, también pudo haber sido a sus cinco años cuando iba vestido de blanco por la actividad escolar y terminó sentándose sobre una barra de chocolate derretido y luego lo acusaron de haberse hecho en los pantalones.

Realmente no puede recordar cuando fue.

Pero puede algo que puede asegurar es que odia el chocolate y su aroma con alma, vida y corazón. Y con razón, pues aquella golosina le había causado demasiados problemas y vergüenzas a lo largo de su vida.

Haciendo memoria, recordó que el día en el que se presentó como omega lloró de alegría y agradeció a la madre luna por no tener aroma a chocolate. Para suerte del pequeño omega, un delicioso y delicado aroma a menta con toques de dulzura era el que su omega desprendía. Suspiró cuando al recordar como Kazutora, un amigo bastante cercano, lo molestaba muy frecuentemente con ese tema.