Aroma a chocolate ⠸𝔐𝔦𝔨𝔢𝔶 𝔵 ℭ𝔥𝔦𝔣𝔲𝔶𝔲

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Y ahí estaba Manjiro, parado en el mismo lugar, tratando de asimilar todo lo que acababa de pasar en tan solo unos segundos. Repasemos los hechos: el bellisimo omega Chifuyu llegó de repente, pudo oír su melodiosa voz, degustar el exquisito aroma que poseía y apreciar con mayor detalle la gracia y elegancia que desprendía al andar; volviendo al repaso de acontecimientos, el tan bonito omega ahora se hallaba en vomitando en el bote de basura luego de haber escuchado cual era su aroma.

Guió su mirada hacia el bote donde estaban ambos chicos, se apuró en tomar una botella de agua, unos pañuelos y mentas que siempre tenía consigo en la mochila, una vez tuvo todas esas cosas en las manos se acercó a los jóvenes para entregarle todas las cosas a quien vomitaba cruelmente. Tocó el hombro de Inui, quien se giró y agradeció los pañuelos tendiendoselos a Chifuyu para que pudiera limpiarse.

- Acaso...¿Huelo mal? - se atrevió a preguntar.

Inupi negó de inmediato ante la pregunta del alfa; sin embargo, Chifuyu asintió reiteradas veces, ganándose así una mirada de reproche por parte de su amigo y una mirada de unos ojos llorosos y heridos por parte del alfa, provocando que este bajara ligeramente la cabeza.

- No, Mikey, no lo malinterpretes - dijo Inupi tratando de arreglar las cosas.

- Oh no, no te preocupes innecesariamente, Inupi -. El alfa le dio una sonrisa decaída -, bueno, creo que es mejor que me retire.

Mikey volvió a ponerse la mochila al hombro, se giró y se encaminó hacia la salida lo más rápido que podía tratando de disimular lo desesperado que estaba por irse del lugar. Tanto el rubio como su lobo se hallaban inmersos en tristeza; y como no estarlo si el agraciado omega había rechazo por completo su aroma y por consiguiente a él.

Camino y camino, cuando se dio cuenta ya estaba frente a la puerta de su salón de clase, entró y tomó asiento junto a Hajime, un amigo que hizo durante el examen de admisión.

Hajime no era alguien muy empatico que digamos, pero ver llegar a Mikey con un aura depresiva hizo salir a luz su lado más humano.

- ¿Pasa algo?

- ¿Me vas a cobrar por oír mis pesares? - interrogó con cierta gracia el rubio, después de todo, el pelinegro no hacía nada que no tenga dinero de por medio.

- No, pero ya que insistes, talvez te cobre quinientos yenes, pero si quieres un consejo serán cien más -. Bromeó, ganándose una pequeña risa del rubio -, vamos, dime que pasa.

- ¿Recuerdas que te hablé de ese bonito omega rubio que llega con Inupi?

- ¿Ese bonito omega con el que podrías tener cachorros? Si, si lo recuerdo, ¿Qué pasa con él?

- Hace un rato lo ví, todo iba bien, hasta que supo que olía chocolate -. Dejó de hablar por unos segundos, mientras el alfa pelinegro esperaba paciente a que el rubio terminará su relato. - Y vomitó...¡Vomitó!