Parte unica

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— Hace mucho frío, es seguro que comenzará a llover.

Seguro, estaba muy seguro de ello. Se detuvo un momento en su sitio y se dedicó a observar el cielo, metió las manos frías en los bolsillos delanteros del gabán buscando conservar el calor corporal que empezaba a disminuir.

"¿Podría tocarlo? ¿Cómo se sentiría?".

Se tomó el tiempo de admirar lo oscuras, pesadas e imponentes que se veían las nubes en lo alto, cargadas y preparadas para iniciar con una llovizna y si no bastaba con ello, una tormenta. Siendo invierno, no había llovido mucho esos días, como se esperaba y lo indicaba el apartado del clima en la televisión cada mañana. Así que, si se avecinaba una tormenta, no era de sorpresa. Tenía que ser precavido.

Suspiro temblorosamente cuando una rafaga de viento le golpeó desde atrás y agitó sus cabellos azabaches hacia adelante, desordenandolos y dándole un aspecto más fresco. De nuevo, observó con fascinación el vaho cálido que salía de su boca al soltar el aire retenido, sonrió y cerró los ojos por un momento, disfrutando del frío viento que le empezaba a dar dolor en su cuerpo.

— Hey, Hyung, ¿Vamos? Ya es noche y se hará muy tarde.

Asintió y sonrió cuando, de nueva cuenta, abrió los ojos y observó los cabellos rebeldes y castañitos que eran más rizados de lo que acostumbraban, debido al clima y la humedad del día. Los propios estaban así, por más que hubiera intentado acomodarlos en la mañana frente al espejo, su cabello se onduló y disparó en distintas direcciones, solo pudo rendirse, supo que no lograría nada. Observó el cielo, tan magnífico, tan maravilloso aun con tantas nubes oscuras, luego observó a su compañía.

No podía dejar de mirarlo, era tan... sublime.

Estaba seguro de que mirarle se asemejaba a la sensación que sentiría si pudiera tocar el cielo, tan pleno, tanta paz.

Asintió cuando se dio cuenta de que ya había pasado un rato de que le observaba de manera fija y sin una pizca de prudencia, no tenia la intención de disimularlo de cualquier forma, sus mejillas estaban rojas y se cuestionó:

"¿Fue porque le mire o por el frío?" .

Su nariz estaba muy rojita también, así que dedujo que fue por el frío. Empezó a caminar a su lado, a la par, casi sin dejar distancia entre ambos cuerpos, simplemente lo hacía en silencio, solo escuchando la ventisca y sus propias respiraciones, cada vez más ahogadas y temblorosas por la temperatura.

Observó de reojo como su menor y única compañía esa noche, escondía su rostro en la enorme bufanda que traía puesta hasta que solo su nariz y ojitos se veian, no tenía las manos dentro de su abrigo, porque este no tenía bolsillos, así que las llevaba juntas y unidas delante de él, frotando de vez en cuando, buscando calor.

De nuevo, regresó su vista al frente.

Tenía unos ojos muy bonitos, eran grandes y almendrados, sus pestañas espesas le daban más dulzura al azul de ellos. Además, no podía negar que ese lunar bajo ellos le traía sin cordura.

Con lentitud y paciencia, sacó una de sus manos del gabán y tomó la contraria con suavidad, sintiendo de inmediato lo helada que estaba en comparación a la suya, que se encontraba cálida. No dijo nada, tampoco lo miró sabiendo que el menor si lo hacia, solo entrelazo ambas manos y, después de darles un apretón, las llevó de nuevo a su bolsillo.

— H-Hyung...

No presto atención, pero tampoco pudo esconder la sonrisa que adorno sus labios cuando le escucho nervioso, le fue imposible.

"Quiero abrazarte tanto".

— Si nos apresuramos, puedo comprar un chocolate caliente para usted, Hyung, no quiero que se enferme.

petricor - YoonTae OsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora