La Rosa

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Las esquinas eran más imponentes, el delicado meneo de las cortinas tras el empuje del aire hacían que lisa apretara los puños y se encorvara aún más, decidida, se arrastró despacio por el hueco libre que Jisoo había dejado, pero esta solo gruño y la empujo fuerte contra el sueño.

—Aghh, Lisa, muévete, así no podre dormir – Jisoo también sufría el mismo destino que Lisa, ambas aporreadas en el centro de la sala, pues tras la injusta reprimenda habían finalizado el día indignamente castigadas por Rosé y Jennie.

Jisoo no iba a aceptar que la noche terminara así, ella tenía que lograr que Rosé le dejara quedarse de nuevo a su lado, más aun cuando el cuidado se multiplicaba. Una sonrisa brotó de sus resecos labios. Lisa se movía inquieta a su lado, refunfuñaba y se hacía ovillo, molesta porque un gato estaría siendo tocado y acariciado por una castaña hermosa, seguramente estaba disfrutado de la cercanía de Jennie, y ocupando un sitio en su cama.

— ¿Sera buena idea si camino hacia su habitación? – Preguntó Lisa, girando su cabeza a un lado pero Jisoo no estaba. Entendió eso como una señal de que su hermana también había hecho de las suyas para volver con Rosé.

Tras leves suspiros, Jisoo se armó de valentía y entro sigilosamente en la habitación de Rosé, "Oh, es tan hermosa", sus ojos recorrieron las finas facciones y movió la cabeza a un lado para poder bajar la vista y sonreír de nuevo. Sin previo aviso ya se había acercado tanto que remojándose los labios choco sus labios en aquella lechosa piel descubierta, acto por el cual Rosé dio un salto alarmándose por la sombra que no pudo reconocer como Jisoo...

—Cariño soy... - La voz paro de repente.

— ¡Jisoo! Casi te doy con... con...., olvídalo, ¿Qué haces aquí?, ¿No habíamos quedado que dormirías en la sala? – Rosé elevó un ceja y se puso de pie.

—Pero, pero, ahí hace mucho frio, y... y yo no hice nada para merecer estar ahí – Jisoo estampo un pie en la madera, sacudió su cuerpo y casi lloró en cuanto observo un espacio libre en la cama. – ¡Ese es mi espacio! – Chillo haciendo ojitos, Rosé se decía así misma que no debía de ser débil. Luego miro por la ventana y sus ojos se abrieron impresionada. 





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La cabeza de Lisa le jugaba malas pasadas, solo estaba defendiéndose de ese irrespetuoso gato, y ni siquiera la televisión podía bajar su enojo, sola en la sala sabía que podía mirar dibujos en esa caja mágica. Entonces algo muy gráfico capturo su atención, había pasto y un inmenso rosal que fue rápidamente inundado por un joven, sin preámbulos arranco una rosa y la llevo consigo hasta entregarla a una chica, ¿El resultado?; le había sonreído y la ahora parecía envolver su brazos sobre él. Eso, eso que no sabía que significaba haría que Jennie reaccionara de la misma forma. Quizá si ella buscara una rosa, también podría llevársela.

No perdió más tiempo y abrió la puerta solo para salir y correr y mirar a su alrededor, el jardín de Jennie no parecía tenerlas, tenía que seguir buscando.

"Una rosa, una rosa, una rosa"... La había encontrado.

Cruzo la solitaria calle, había salido descalza y el frio del asfalto la hizo chillar e ir de puntillas, desde la ventana más alta, dos chicas confundidas veían como mantenía un sigilo perturbador y desaparecía entre las sombras para después de unos segundos, salía con una rosa roja en su mano derecha.

UNA LOBA COMO MASCOTA - JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora