TAEHYUNG I

91 7 0
                                    

TaeHyung pateó la lata de refresco calle abajo, su mochila colgando sin gracia, con sus manos en los bolsillo y cabizbajo, completamente desanimado. 

Habían pasado ya tres meses desde que su plan para conquistar a JungKook comenzó. TaeHyung trazó una línea de etapas, empezando primero por las flores. A veces las enviaba a su domicilio, otras se las entregaba él mismo en la universidad. Rosas rosas para confesar sus sentimientos, una combinación de margaritas blancas y rosadas para decir: "Sólo tengo ojos para ti." Una rosa blanca para demostrar romanticismo y fidelidad, otra lavanda por el intenso flechazo. Hubo semana entera también en la que le dio lirios, para hablarle de un sentimiento tierno y de confianza; amarillos para decir que le hacía feliz verlo sonreír, los malvas para hablar de lo enloquecedor que eran sus ojos, naranjas para exclamar: ¡Ardo de amor por ti!  

El segundo paso fueron las notas. TaeHyung se las daba en persona, siempre con una sonrisa. Le escribía lo mucho que le gustaba y lo que le encantaba de él: sus ojos, su boca, su voz, su pelo y su risa, la bonita manera en que las esquinas de sus ojos se arrugaban al sonreír, como su nariz se movía curiosa igual que la de un tierno conejo, lo adorable que se veía cuando fruncía el ceño o un puchero se formaba en sus labios. Había un montón de cosas de las que quería escribirle. 

Luego le siguieron las cajitas con comida. A veces eran chocolates, otras, golosinas. TaeHyung no se privó de comprarle el almuerzo un par de días, ni de acercarse con bandejas repletas de snacks. Jugos, refrescos, helados, hasta la leche de banana que JungKook adoraba; papas fritas, gomitas, pasteles y postres. Incluso había horneado un par de galletas que le ayudó a ganar puntos con sus amigos. 

La cuarta fase fue la más difícil. Con la ayuda de NamJoon, consiguió convencer a YoonGi para que lo ayudara a escribir un par de partituras. TaeHyung no pretendía componer todo un repertorio pero sí quería crear melodías que expresaran cómo su pulso se disparaba con sólo pensar en él, o como sentía a su alma relajarse al verle sonreír. O cómo su cuerpo ardía en deseo cuando lo veía a hacer ese fascinante gesto contra la mejilla. Dios lo salve

plum

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

plum

Cada día ♤ TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora