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"Se cumplen trece meses desde que inició la guerra. Otros siete lobos han caído hoy en Stanford, California. La tensión y el miedo entre los ciudadanos continúa. ¿Cuánto más durará esta guerra?" La bonita presentadora de tez negra y cabello rizado hablaba. Miró hacia el alfa vestido de militar que estaba sentado a su lado en la larga mesa de debate. "Señor Wolkar, díganos, ¿cuál es la otra cara de la moneda, qué clase de calamidades ha tenido usted que pasar con su escuadrón?"

El alfa era alto, robusto y estaba lleno de heridas en proceso de cicatrización. Su uniforme de militar era de un verde camuflaje bastante desgastado, y a pesar de que el chaleco hacía un gran trabajo ocultando la gran mayoría de los hematomas aún eran visibles los finales de algunos vendajes.

En pantalla apareció, al lado del hombre que hablaba sobre coordenadas y algunos problemas que tuvieron, el rostro del hombre nueve meses antes de haber sido enviado a misión. Estaba en un grupo con otros cinco hombres, todos posaban con orgullo y confianza, se agarraban por los hombros como auténticos hermanos. 

Danny volvió a mirar al hombre de la televisión. Ahora ese hombre tenía un ojo ciego, múltiples costillas rotas y había perdido dos dedos. Las cicatrices de los puntos que iban desde su sien derecha hasta su nariz aún eran lo suficientemente recientes para ser muy notables, aunque el maquillaje había intentado hacer lo suyo.

"Íbamos seis. Regresamos dos." Murmuró el hombre, sin expresión en los ojos. La bonita beta asintió comprensiva, y lo miraba con atención. "He visto cosas... cosas que jamás en mi vida creía que fuera a ver. Tuve que cargar el cuerpo de mi mejor amigo muerto, y esconderme detrás de él. Si no lo hubiera hecho, el hedor no hubiera ocultado mi olor, y ahora estaría muerto..."

Un pequeño apartado rojo salió en el televisor, un comentario sobre los que fueron a esa misión y regresaron, y que ahora estaban sometidos a un fuerte tratamiento contra la ansiedad y el estrés postraumático. 

La mujer tomó la mano del militar y la apretó en signo de apoyo. Sus ojos oscuros miraron al teniente con orgullo y admiración.

"Me alegro mucho de que esté aquí con nosotros hoy, teniente Wolkar." Dijo ella con sinceridad. Ella era joven, él era un hombre que había visto demasiado y tenía mucha experiencia en la vida.

Él la miró. "Eres la única."

Danny cambió de canal con sus pequeños dedos sobre los botones del mando del televisor.

El pequeño cachorro de seis años estaba sentado sobre la moqueta, muy cerca de la gran televisión. Sus dedos seguían pulsando los botones y cambiando de canal. Todo era sobre la guerra, el hambre, las muertes, las protestas, los asesinatos y la necesidad.

"La exministra Vanessa exige un acuerdo con los Sangre Pura. Ayer, a las diez de la mañana, la exministra habló con uno de los Líderes en busca de un acuerdo."

"¡Exministra Vanessa, exministra Vanessa!" Una periodista de rasgos de omega alzó su teléfono cerca de la mujer que intentaba pasar entre el mar de periodistas y fotógrafos. El flash de las cámaras cegaba las grabaciones. "¿Consiguió hablar con alguno de los Líderes, hay algún indicio de que esta guerra termine pronto, o que tenga alguna fecha?"

"Hemos puesto todo lo que está de nuestra parte." Los guardias empujaban a otros periodistas mientras que la mujer rubia pasaba a duras penas por la multitud. "Lo siento, no hay más preguntas. Llego tarde."

"¡Una última pregunta, exministra!" Un alfa alto logró ponerse delante de la mujer omega que formulaba preguntas sin parar. "¿Son ciertos los rumores, el Líder Oscuro se ha negado a su propuesta? ¿No pararán hasta matar a todos los lobos de sangre negra, hay alguna razón en concreto?"

Los lobos aúllan en luna llena [l.s]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora