Takemichi es el mejor amigo de Chifuyu de igual manera que Chifuyu es para él.
Ambos son amigos de la infancia, se conocen prácticamente de toda la vida.
Takemichi ama a Chifuyu, Chifuyu ama a Takemichi.
Chifuyu es un omega... Takemichi es un beta.
Ellos no deben estar juntos, solo un alfa puede estar con un omega pues estos se complementan.
Takemichi se encontraba armando un rompecabezas en su habitación, eran vacaciones de verano y solo quería perder el tiempo en uno de sus pasatiempos favoritos, ese era su plan perfecto hasta que escucho el timbre sonar, realmente no quería ir a abrir a quien sea que estuviera en la entrada de su hogar, sin embargo, solo estaba él en casa, soltando un suspiro bajo rápidamente las escaleras.Abrió la puerta encontrando a su mejor amigo con lágrimas en los ojos, rápidamente le dejo entrar a su casa, al entrar el de menor estatura se soltó a llorar, Takemichi no sabía que hacer, no recuerda haber visto a Chifuyu así nunca.
Después de varios minutos intentando calmarlo e intentando que le conteste que pasaba, Chifuyu calmo su llanto, Takemichi creyo que se había dormido pero las palabras que salieron de los labios ajenos fueron como un balde de agua fría.
– Takemichi... ellos quieren que me case con alguien, me lo dijeron hoy, ¿Qué vamos a hacer Takemichi? – pregunto con la voz rota mientras se aferraba al torso del más alto quien lo tenía entre sus brazos.
Sin embargo, contrario a lo que el omega pensó que pasaría, Takemichi no le prometió estar con él sin importar nada, tampoco que estarían juntos al final enfrentando cualquier obstáculo, no, lo único que sintió fue los brazos del pelinegro soltarlo lentamente.
– Terminar con esto Chifuyu lo que sea que paso entre nosotros, olvidemoslo – dijo en voz baja pero aún así se escuchaba firme y serio.
El de ojos turquesa estaba en shock, no podía creer lo que el beta decía, ¿acaso todo fue mentira? Sus sentimientos, palabras de amor y promesas¿fueron una mentira?.
– ¿Qué?
– Lo que escuchaste Chifuyu, ambos sabíamos que esto pasaría en algún momento, es mejor terminar esto... y es mejor que te vayas a casa.
El omega se levantó del suelo con una mezcla de tristeza, decepción y enojo ¿cómo podía llamar "esto" a su relación?.
Sin más que decir salió de la casa del beta, mientras esté al escuchar la puerta cerrarse rompió en llanto, dolía, realmente dolía demasiado no poder estar con la persona que amas.
Subió a su habitación cayendo de rodillas mientras lloraba y se lamentaba no ser un alfa, no sabe cuanto tiempo paso en esa posición hasta caer rendido en el suelo quedando dormido.
A la edad de 19 años, Takemichi se dio cuenta lo horrible que puede ser la sociedad.
Cuando tenía diez años sus padres le dijeron que tenían que mudarse pues su padre encontró un mejor trabajo en otra ciudad, siendo un niño Takemichi no le tomo demasiada importancia, a la semana siguiente se encontraba frente a su nueva casa, era un poco más grande que la anterior.Cuando por fin terminaron de instalarse en su nuevo hogar Takemichi recordó haber visto un parque cerca de su casa, así que decidió pedirle a su madre que lo llevara por un rato.
Al llegar al parque su madre se quedó en una banca mientras lo observaba, el pequeño pelinegro fue directamente a los juegos, sentándose en los columpios, paso un rato hasta que escucho a alguien sentarse en el columpio de a lado. Era un niño de su edad ¿o tal vez un poco menor?
El de ojos azules decidido a hacer un nuevo amigo optó hablarle, probablemente no volvería a ver al niño pero no perdía nada hablando con él.
– Hola – dijo alegremente – me llamo Hanagaki Takemichi ¿cuál es tu nombre?
– ¿Hhm? ¿me hablas a mi? – dijo el niño volteando a ver al otro, Takemichi se quedó sin palabras por un momento, podría jurar que nunca había visto unos ojos más hermosos en su corta vida, unos hermosos ojos color turquesa.
– Eh? Quiero decir si, mis padres y yo nos mudamos hace unos días y no conozco a nadie ¿te gustaría ser mi amigo?
– Esta bien, me llamo Matsuno Chifuyu, puedes decirme simple Chifuyu– dijo con una sonrisa.
Pasaron un par de horas jugando y platicando, Takemichi descubrió que Chifuyu era un año menor a él, también que vivían relativamente cerca y que solía venir cada 2 o 3 días al parque.
– Takemichi es hora de irnos, dile adiós a tu amigo – dijo su madre con una sonrisa.