Part 3

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El sol le pegaba en todo cuerpo haciendo que el tono de su piel fuera aún más dorado… 
–Métete– sugirió ella dando pequeños saltitos –quiero ahogarte–.
Zayn rió y ______ empezaba a no soportarlo.
–No creo que tenga tiempo– contestó rompiéndole los esquemas a ella –en una hora iré a jugar al pádel con Katherina–.
Katherina. Se había olvidado de ella. Era su puta.
Bueno, en términos de ______ su puta, en realidad era la chica con la que se estaba viendo, tal vez su novia. Katherina era la rubia era la rubia que había aparecido en aquel angustioso sueño. Ella era de Lituania, y según lo que había podido escuchar, se conocieron en el club de golf hacía ahora unos dos meses. ¿Qué tenía esa, aparte de un metro ochenta y una larga melena rubia, que ella no tuviera? ______ se sintió desplazada entonces.
–Pero puedo darme un baño contigo mañana si ese es tu deseo–.
–No– contestó entonces resentida –quiero decir–, suavizó su tono –no es necesario. Yo mañana saldré con Harry. Sólo te estaba dando una idea–.
– ¿Vais en serio? –.
– ¿Te importa? – dijo sin apenas mirarlo a la cara.
–Sólo me extraña. No hacéis muy buena pareja. No es por ti, sino por él. Lo veo muy inmaduro. Tú eres más centrada–.
–Vale–.
______ se había molestado con él por el simple hecho de que había sacado a relucir a Katherina. 
Empezaba a tomarle real asco a aquella rubia que tan sólo había visto una vez en su vida.
Salió de la piscina con calma y una vez fuera escurrió el agua de su pelo acaparando así toda la atención. Fue hasta la ducha que había en un lateral y encendió el agua. Al principio salía incluso caliente, pero poco a poco el gua fue enfriándose. De deshizo de todo el cloro de su cuerpo y no desperdició la ocasión de provocarle. Estaba en su naturaleza, y más esa tarde de verano. Sabía perfectamente que la camiseta se transparentaba, al igual que sabía con certeza que sus braguitas no dejaban mucho a la imaginación, entonces… comenzó todo. 
Estiró el brazo y cogió un bote de gel que el día anterior había llevado allí Danielle; la novia de Liam, y llenó toda su mano de jabón. Empezó a frotarse todo el cuerpo buscando con la mirada su objetivo. Oh Dios, como le podía. Como si de un juego se tratara, ______ clavó su mirada en él y él, como era de esperar, fijó su atención en las piernas de la chica que tenía a escasos cuatro metros. Entonces él pudo ser testigo de cómo una tarde verano podía convertirse en una tarde infernal y no tan sólo por el calor. Podría levantarse de allí y empotrarla con la enorme valla de madera que separaba esa casa de la de los vecinos y comenzar a penetrarla hasta que anocheciera o, levantarse y con gran fuerza de voluntad y un gran dolor en sus partes bajas, abandonar la casa e irse al encuentro de su Katherina querida. Pero no hizo ninguna de las dos cosas.
–Te quedan restos de espuma en las piernas– advirtió él lo suficientemente alto como para que ella lo escuchara. 
Ella se dio la vuelta y quedó de espaldas a él.
Zayn se pellizcó y cerró los ojos durante un segundo. Desde luego que ______ no tenía nada que envidiarle a su rubia, aunque no llegara al metro sesenta y cinco y su complexión fuera algo más musculada.

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