1. Church.

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Scotty doesn't know that Fiona and me, do it in my van every Sunday.
She tells him she's in church but she doesn't go
Still she's on her knees and Scotty doesn't know!

— Aún no entiendo por qué no puedes venir conmigo — replicó una vez más el moreno al acompañarlo hasta la entrada, con paso lento para extender la despedida — ¿sabes?, extraño cuando yo era lo más importante en tu vida — dramatizó, dejándose caer sobre el hombro de su amigo como si estuviera derritiéndose. Stiles no hizo más que rodar los ojos y sacudir su brazo tratando de quitárselo de encima.

— Ya te lo dije, Scotty, otro día — repitió con una sonrisa juguetona mientras caminaba prácticamente cargando a su amigo por los escalones, el otro ni siquiera se estaba esforzando en caminar, solo arrastraba los pies a cada peldaño, haciéndolos tambalear a ambos, sin embargo, los dos sabían que ninguno dejaría que le sucedía algo al otro.

Cualquiera que los viera creería que estaban borrachos, en realidad únicamente eran un par de amigos que no querían separarse y lo único ilegal que habían consumido habían sido cantidades insanas de cafeína y azúcar a lo largo de la tarde.

— Es que ni siquiera tiene sentido, tú nunca vas a la iglesia — se separó de él lo suficiente para rodearlo y comenzar a caminar de espaldas tratando de que su amigo pudiera ver su rostro y la súplica en este.

— Tampoco estoy emocionado por ir.

— Entonces no lo hagas — sonrió emocionado, como si hubiera tenido una gran idea — emergencia sobrenatural, seguro tu padre lo entenderá — claramente, no era el caso, solamente demostró una vez más que esa era la razón por la que él no ideaba los planes cuando se trataba de cosas realmente serias.

— Ya lo pospuse mucho, viejo, no estará tan mal — Stiles soltó una risita mientras negaba con la cabeza y apretaba más sus manos en sus bolsillos en una clara señal de nerviosismo que su amigo no notó.

— ¿Dónde está tu auto? No lo veo — Scott miró hacia ambos lados y quizás, de haber estado prestando atención, habría logrado ver como su amigo boqueaba intentando buscar una excusa.

— No había lugar cuando llegué, lo dejé al final de la calle.

— Te acompaño... — se dispuso a marcar el ritmo de la caminata cuando la mano de Stiles en su pecho le detuvo.

— Scott, no necesito un perro guardián, solo es una calle — y tal vez tenía razón, puede que dados los acontecimientos del nogitsune no le dejara solo ni un momento, puede que estuviera protegiendo a su amigo más de lo que hacía normalmente.

Sin embargo, solo lo dejó ir, lo miró hasta que su silueta se confundió con la obscuridad de la noche.

Probablemente, si hubiera cambiado sus ojos para ver en la oscuridad o si se hubiera concentrado un poco más, hubiera sido capaz de ver y escuchar el camaro de Derek estacionado al final de su calle, hubiera podido oler la mezcla de felicidad y enamoramiento proveniente de Stiles en cuanto vio al mayor, incluso escuchar el sonoro beso que su amigo dejó en la mejilla del ojiverde e incluso olfatear el inconfundible y singular olor a felicidad que irradiaba Hale.

Pero no lo hizo y una vez que creyó que su amigo iba a estar bien, regresó a su casa sin más.

— ¿La iglesia? ¿En serio? — Derek enarcó una ceja divertido.

— Entré en pánico — el castaño movió sus manos exageradamente, ganándose un pequeño bufido, casi como una risa que inevitablemente le hizo sonreír.

— ¿Si sabe que no dan misas a esta hora?

— No creo que se diera cuenta — se encogió de hombros. Derek aprovechó para atraerlo en un beso apasionado que casi le saca el aire de los pulmones al menor. No es que se estuviera quejando, pero no era algo que Derek hiciera frecuentemente. Tomar la iniciativa no era específicamente su fuerte.

Pronto ambos se encontraban en la parte de atrás del auto, quitándose de a poco la ropa, sintiendo como de repente la noche no era exactamente fría.

— ¿Y no quisieras rezar un poco? — lo acercó a su cuerpo, sosteniéndole delicada y firmemente por el cuello, en un gesto que hacía poco había descubierto que excitaba al más delgado, apenas haciendo presión, y cuando sus labios rozaron la oreja del castaño se permitió lamer el área para después susurrar — te quiero de rodillas, Stiles.

Pronto se encontraba de manera incómoda en el piso del auto, respirando agitadamente. Muy probablemente sus rodillas y espalda dolerían demasiado al día siguiente, pero eso era completamente irrelevante en ese momento.

— Ave María entonces — murmuró antes de desabrochar el cinturón de Derek, ganándose una sonrisa complacida por parte del pelinegro.

***

— No es que me interese... — comenzó Peter enarcando una ceja y cruzándose de brazos cuando olió el peculiar aroma ambrosía de la felicidad y el bálsamo, evidentemente empalagoso del enamoramiento proveniente de su sobrino, combinado con un perfume canelo y silvestre que sabía perfectamente a quién pertenecía.

No era ninguna sorpresa para este punto, pero en realidad el toque dulce del enamoramiento era nuevo.

— Entonces no te metas — gruñó el pelinegro antes de azotar la puerta y dirigirse rápidamente a su cama, ganándose una brillante sonrisa por parte de su tío.

Peter solo soltó un suspiro resignado y bufó una pequeña risa para después, con tranquilidad, sacar su teléfono de su bolsillo. Al parecer tendría un par de llamadas por hacer.

No pudo evitar recordar a su hermana cuando el pensamiento de que ella estaría feliz de presenciar este acontecimiento cruzó por su mente, desde la muerte de Paige nadie creía que eso pudiera volver a suceder, no cuando el pelinegro parecía tener un pie en la cornisa, listo para saltar en cualquier momento al perder toda esperanza en el amor y la vida misma. Pero Derek había sido muy joven cuando todo sucedió, un tonto e inmaduro adolescente que finalmente había desaparecido.

Pensó que, aunque Talia no estuviera ahí para ver cómo el adolescente hiperactivo le había hecho aunque sea un poco menos miserable, ella estaba feliz, donde sea que esté; pensó en su familia mientras marcaba el número de su sobrina, pues sabía que ella se emocionaría por la noticia casi tanto como él; pensó en su manada, que de solo imaginar la burla que le harían a Derek al enterarse casi podía escuchar el murmullo de sus risas y cuchicheos en la mansión, esto le generó una presión en su pecho propia de la melancolía que no estaba seguro de poder eliminar en un buen rato y sobre todo; pensó en lo contento que él mismo se encontraba de ver a su sobrino de aquella manera, se sentía inmensamente feliz por él, y un poco preocupado, ¿para qué mentir?

Él podía estar alegre en nombre de los que no estaban... Y por los que sí, pero no les importaba.

Scotty doesn't know [Sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora