I see you through my wings

𝒫𝓇𝑜𝓁𝑜𝑔𝑜

Prólogo

Desde la creación del Humano, dos reinos celestiales nacieron. Dirigidos por el mismo profeta. Si bien este contaba con ángeles y arcángeles ninguno era tan bueno como el Diablo.

Este a diferencia de sus hermanos sumisos sin poder alguno de negarse a las órdenes de su padre. Era un ser consciente de tomar sus propias decisiones, portaba el derecho de poder compartir y debatir ideas con su creador haciendo que su padre le confiara uno de sus reinos.

Dios, el creador de lo visible e invisible Rey del reino blanco, donde prosperaba la paz y el amor.

Y el Diablo la mejor creación celestial. Rey del reino negro, donde el
sufrimiento por castigo era necesario.

Si bien Dios poseía el poder de la creación el Diablo poseía el de la
destrucción, haciéndolos polos opuestos que se combinaban a la perfección para dar el equilibrio necesario a la tierra. A fin de que las almas fueran juzgadas por sus actos en vida y determinar si eran dignas de la prosperidad o de la desgracia.

Al paso de los años los reinos y reyes crecieron, ambos contando con ángeles y arcángeles, existiendo así blancos y negros que vestían y portaban alas que compartían color con su nombre racial.
Pero, Dios y el Diablo no podían vigilar a cada humano, porque a su vez cargaban con la responsabilidad de crear y cumplir tratos, pero siendo necesario el reporte del humano para poder juzgar cómo es debido, ambos crearon a los ángeles grises o ángeles guardianes, estos serían asignados a un humano para vigilar su alma en la tierra, para escribir cada paso, cada palabra y cada decisión tomada, para el día de su sentencia.

Y ¿Qué es de un buen reinado sin reglas?, Ambos reyes designaron que
ninguno de sus ángeles correspondientes podría pisar el reino contrario. Ningún ángel podría tocar a otro siendo de diferente raza, porque si sucedía se quemarían, acabando con su existencia.

Los ángeles negros y blancos solo pudieran convivir por medio de la palabra.

Los ángeles grises al ser una creación neutra podrían tocar a los ángeles que no fueran de su raza y al mismo tiempo pisar cualquiera de los reinos, no
obstante, ellos eran sumisos y obedientes a ambos reinos por igual.