8.Dulce desastre

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Sip... definitivamente este era el peor momento para que Suga abriera la puerta.

Kageyama y yo habíamos estado desgastando nuestros labios y cuerpos por más de treinta minutos en variadas posiciones pero Suga tenía que elegir precisamente la más comprometedora.

Por alguna razón que solamemte el sagrado universo sabrá, el idiota de 1.80 me había acabado acorralando contra una de las paredes del gimnasio. Para ser más precisos dejó mi espalda contra la pared y cada una de mis piernas levantadas a la altura de su cadera.

Sin embargo, todas estás posiciones raras y comprometedoras no tenían ninguna intención más que la de molestarnos mutuamente.

Los dos habíamos estado de un lado al otro haciéndonos cosquillas, abrazándonos y besándonos como si fuéramos un par de tontos enamorados. No había ninguna mala intención en nuestras acciones y mucho menos connotación sexual alguna por que vamos... no teníamos ni una hora de ser pareja. Pero el simple hecho de que todo el resto del equipo, junto con los dos profesores hayan entrado por la puerta justamente en ese momento había logrado que las almas de los dos salieran despavoridas a pedir disculpas en las puertas del cielo.

-¡N-No no es lo que parece chicos...! ¡Takeda sensei! ¡Entrenador Ukai! ¡Yo...digo nosotros...digo yo!-

Kageyama me bajó de sus brazos mientras yo intentaba excusarme con todos, aunque solo tartamudeos salieron de mi boca. Poco después sentí el brazo de mi ahora pareja en mi hombro y lo miré logrando captar una sonrisa maliciosa en su rostro seguramente muy orgulloso de lo que estaba a punto de decir.

-En nuestra defensa Sugawara nos encerró aquí y nos dejó solos y sin supervisión, pero no tienen de qué preocuparse porque no ensuciamos nada. -

-Kageyama Tobio tienes tres segundos para correr lo más lejos que puedas. Voy a... ya sabes... abrazarte hasta que te quedes sin signos vitales-

Menciono Suga quien salió corriendo después de mi novio dejándome solo para lidiar con todo lo demás.

...

Después de un interrogatorio del entrenador Ukai, muchos regaños de Takeda sensei y una montaña de burlas de todos los chicos del equipo, las aguas por fin se habían calmado.

Estaba libre de cualquier problema y ahora todos sabían de mi relación con el estúpido colocador del equipo. Quién por cierto había desaparecido junto a Sugawara y Tsukishima hace casi una hora sin dar señales de regresar pronto.

-Estúpido tontoyama. ¿Qué clase de novio se cree que es dejándome solo para lidiar con todas estas tonterías?-

Golpeé la pelota con todas mis fuerzas dándole justamente a la botella del otro lado de la red pues estábamos practicando remates dirigidos.

-Seguramente el imbécil sigue corriendo para escapar de Suga-

Dijo Tanaka mientras se reía junto a Nishinoya. Esos dos habían estado tonteando al otro lado de la red a la vez que recogían los balones que Yamaguchi y yo rematábamos. 

Seguimos así por un rato...yo rematando balones con toda la rabia que tenía adentro y los chicos burlándose de mi miseria, hasta que una agitada Yachi entró en la escena jalándome del brazo para que fuera con ella.

-¿Qué pasa Yachi? ¿Hay algún problema?-

-El problema es que yo ya no los aguanto y si tu no vas el nunca se va a atrever a venir Hinata... ni porque los otros dos lo obliguen, así que por favor solo sal un momento.-

No entendía una palabra de lo que Yachi me estaba diciendo, sin embargo, tras obtener el permiso del entrenador Ukai salí por la puerta del gimnasio para encontrarme con la escena más cómica y conmovedora de mi vida.

Solo un par de imbéciles enamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora