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PSYCHO: Capítulo tres

Chenle estaba tirado en la casa de la pareja. Un lugar donde se suponía que debían permanecer durante cuatro meses.

Un grupo de policías y autoridades de la ciudad llevaban un informe en las manos.

Las lágrimas del chino no parecían detenerse, empapando el brazo del sofá mientras su cabeza estaba enterrada allí.

"Chenle" llamó suavemente Sungchan, sin querer estresar aún más al chico que lloraba, "Vamos, solo pequeños bocados".

Una vez más, Chenle respondió con un pequeño movimiento de cabeza. No había abierto la boca ni soltado una palabra desde que la pareja lo recogió después de pasar dos horas en la comisaría.

Las cosas de Lia estaban en la habitación de Minji, la chica burbujeante que también estaba a punto de llorar de nuevo, parecía que no podia sonreír desde la llamada de Chenle.

Sungchan también estuvo llorando por un tiempo, pero se obligó a detenerse. Si todos ellos estaban siendo débiles en este momento, ¿Quién sería su fuente de fortaleza y esperanza?

"Es m-mi culpa"

Sungchan y Minji suspiraron, ambos envolviendo al más joven en un reconfortante abrazo.

"No es tu culpa, Le. No es la culpa de nadie."

...

El reloj marcaba las 8:30 pm.

Jeno le dijo que había llegado hace cinco horas, pero asumió que se había desmayado por mucho más tiempo.

La atmósfera dentro de la mesa rectangular era incómoda, sin embargo, era bastante brillante en el lado del chico.

Su corazón latía erráticamente, con más presión y no se sorprendería si este saltase de su caja torácica. Sus manos temblaban levemente, sus dedos clamaban para alcanzar algo que la ayudara a salir. Sus ojos nunca se quedaron en un solo lugar, veía pequeños movimientos y ella se estremecía: ansiedad, paranoia, miedo.

¿Estarán buscándola las autoridades? ¿Chenle llamó a sus padres? ¿Qué hay de Sungchan y Minji? ¿Qué están haciendo?

La lluvia no era tan fuerte como antes, era ligera pero aún continuaba. Pero a pesar de que el clima mejoraría al día siguiente, ella no lo haría.

Ella siempre estará en la tormenta. E donde caen cuchillos en lugar de gotas de lluvia, donde hay remolinos mortales en lugar de grandes vientos.

Que alguien me ayude

"¿No vas a comer?"

Su tono era bastante cálido y acogedor, volviéndose hacia ella como un cachorro inocente, esperando que su dueño lo acaricie.

Lia sintió ganas de llorar. Si Jeno fuera normal, no dudará en darle el amor que siempre ha deseado de ella. Solo si fuera normal. Sólo así.

"¿No te gusta? ¿Debería hacerte otra cosa?"

"No ..." habló por primera vez, con la voz pequeña y débil, "Yo-yo, comeré"

El chico sonrió después de eso, continuamente escarbando en su comida, limpiando todo en su plato.

Lia tomó pequeños bocados, uno tras otro. Por primera vez, la carne tenia un sabor suave, la textura del arroz recién cocido se sentia como cenizas y arena. Su estómago se revolvió de mala manera, sintiendo ganas de vomitar.

Jeno vio una lágrima escapando de su ojo, sus labios pálidos y temblorosos - frunció el ceño.

"No te gusta" murmuró, pero mágicamente audible para ella, "¿Deberia pedir algo?"

"¿De quién es esta casa?" Decidió preguntar audazmente, finalmente encontrando sus orbes oscuros.

"¿Qué quieres decir? Esta es nuestra casa. Solo estaba esperando a que regresaras"

Habló con firmeza y normalidad. Si ella no supiera de lo que él es capaz, estaría de acuerdo. Pero Lia lo sabía mejor, ¿cómo podría creerle?

La casa parecia bien construida, las paredes y el techo eran resistentes. ¿El interior estába completo, los muebles, la lámpara de araña? ¿El aire acondicionado, la enorme televisión de pantalla plana? ¿Cómo puede permitirse todo eso? ¿Las facturas mensuales? ¿El uso de agua y electricidad?

La casa estaba completa.

Seguro, cinco años es mucho tiempo. ¿Pero Jeno? ¿No lo estaba buscando la policía también?

Escapó, mató a alguien.

Mató a Jaemin.

Hace cinco años, todavía era demasiado vívido. El único chico al que juró amar y con el que viviría toda la vida.

Ahora, las lágrimas de Lia cayeron en cascada solo por ese hecho. Jeno saltó de su asiento, corrió junto a la chica y la encerró en un abrazo.

Los hombros de Lia solo temblaron por la fuerte presión, su mente le gritaba que se soltara y se fuera. Los labios le temblaban mucho, su voz no se encontraba por ningún lado.

La barbilla del chico estaba en la coronilla de su cabeza, sus brazos flotando alrededor de ella, manteniéndola en su lugar.

"Sshhhh, está bien bebé. Estaremos bien... ", tarareó, repitiendo la oración una y otra vez.

No, nunca estaremos bien. Nunca estaré bien.

 Nunca estaré bien

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®Editado.





𝗢𝗕𝗦𝗘𝗦𝗦𝗜𝗢𝗡 ─  𝗹.𝗷𝗲𝗻𝗼 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora