Capítulo 5

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Llegó al despuntar el alba, Barns, quien tomó el lugar del Capitán en la misión, estuvo 4 días fuera, lo primero que noto a su regreso fue el ambiente cargado de incertidumbre que se vivía en las instalaciones, más raro fue ver a Madame Hydra y a el barón Zemo merodeando como buitres sin razón aparente.

Lo que activó sus alarmas fue descubrir que su amigo llevaba días encerrado en su oficina sin permitir el acceso a nadie, acompañado solo por una botella de licor

- Steve, debes dejar de beber - Fue lo primero que dijo después de entrar sin autorización, abriendo las cortinas permitiendo el acceso de luz y aire al lugar

- ¡Lárgate! - El rostro de su hermano era un desastre, dónde sus ojos inyectados de sangre, profundas ojeras y un rictus de una profunda agonía son perfectamente visibles.

- Evadiendo el problema no se va a solucionar, tu hijo te necesita, debes estar con él

- ¡Vete a la mierda! - le grita - tú no sabes lo que estoy sintiendo, lo que me cuesta siquiera respirar

- Te arrepentirás toda tu vida, si continuas con tu actitud autodestructiva

- ¡No me importa! - replicó con un gruñido de advertencia

- Debes reaccionar, tu hijo...

- ¡No lo menciones!, - grita con el dolor en carne viva - no lo entiendes, si no lo veo no es real, no existe

Un golpe lo derriba ya que el soldado no es capaz de soportar la imagen derrotada de su amigo, e intenta hacerlo reaccionar aunque sea a golpes.

- Nunca te creí tan cobarde, no te escudes en tu supuesto dolor, no cuando todavía hay posibilidades

-¿Qué? ¿no te enteraste? - contesta, mientras sus ojos derraman lágrimas- ... No funcionó, su cuerpo rechazo el trasplanté, le quedan pocos días de vida

- No, no puede ser...

Ahora entiende la actitud del capitán y siendo incapaz de añadir otra palabra sale derrotado abandonando el despacho. Él también es un cobarde, no puede soportar la imagen que presenta el hombre más temible y poderoso del mundo, ni la pérdida de ese pequeño ser.

Y es cuando una pequeña persona aprovecha su lamentable estado para introducirse en la oficina, sabe que tal vez es su única oportunidad

Rogers siente como algo tira de su pierna, su mano lista para golpear a quien interrumpe su autocompasión, se congela .

Lo ve, frente a él, con una tierna sonrisa, él, de quien ha estado huyendo todo este tiempo, su hijo, le parte el alma lo cansado que se ve, su palidez y el dolor que intenta disimular, del trabajo que le cuesta tan solo respirar

- Abrázame - le suplica con un susurró - Tengo frío

Tieso no mueve un solo músculo, incapaz de cumplir el pedido de su niño, siente miedo de lastimarlo, pero permite que el solo escale sobre sus rodillas, es cuando consigue el valor y con sus brazos logra rodearlo con mucho esfuerzo, siente cómo se remueve intentando ponerse cómodo, hasta que satisfecho le brinda una sonrisa agradecida

No entiende, ¿por qué?, es un simple abrazo, pero por su reacción es como si fuera le brindara justo lo que necesita para ser feliz

No puedo decir palabra, ya que se encuentra perdido en su mirada. Mirada que ya he visto antes, de esas que son imposibles de olvidar, llena de luz, brillante, como si miles de estrellas se conjugaran en ella, como si vieran una realidad ajena, una a la que no logra acceder por más que lo intente.

Una mirada que no debe tener un bebé como él, llena de sabiduría y resignación ante la muerte.

- ¿Qué haces? - pregunta gentilmente, curioso por su visita - ¿Por qué no dices nada? A tu madre le encanta hablar y tú solo me miras ¿por qué?

- Solo estoy... conociéndote... - su voz suena tan débil, que destruye un poco más su corazón - Estoy muy cansado

No hay necesidad de nada más

Llevamos minutos sin pronunciar palabra, solo compartimos nuestras miradas, hablando a través de ellas, conociéndonos.

Es lo más terrorífico que he hecho en mi vida, dejar a alguien conozca mi alma

- Mamá lleva días encerrado en el laboratorio,... lo extraño - murmura mientras levanta su mano y recorre mi rostro con sus pequeños dedos, antes de pronunciar la pregunta más difícil de contestar - Dime ¿es doloroso morir?

- ¿Por qué me preguntas eso?

- Tú has visto a mucha gente morir ¿Quién mejor que tú para decirme?

- No, no es doloroso, es...como quedarse dormido - suplico a dios que lo que le digo sea verdad, no soportaría el pensar que sufrirá más de lo que ha vivido

-Tengo miedo

- No debes de tenerlo- intentó consolarlo - sólo regresaras a tu verdadero hogar

-¿Verdadero hogar?

- Si, regresaras al lugar donde estabas antes de tu nacimiento, es muy hermoso, solo que la mayoría lo hemos olvidado, por eso tenemos miedo - me dedicó una mirada agradecida, no se si me creyó, pero se ve mas tranquilo

- Prométeme que cuando me vaya cuidaras de mamá

- Siempre - no puedo hablar más, ya que se me cierra la garganta impidiendo pronunciar un solo sonido, mientras mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente, siento como con sus diminutas manos intenta limpiar mi rostro, intentó sonreírle, pero no logró más que una mueca, él solo me regala una sonrisa cansada antes de caer dormido entre mis brazos 

Conociéndote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora