Era como si la noche se preparara para eso, como si el bosque entero supiera la desgracia que pasaría en sus senderos. Y aunque todo guardara un escalofriante silencio, afuera, la guerra entre el cielo y la tierra aún no llegaba a su fin. Los lobos aullaban una canción de guerra.
Dos niños pequeños se aferraban abrazados al pecho de su tía, temblando, asustados . No había luz, la tormenta se había encargado de cortarla en todo el pueblo, sólo una pequeña vela los alumbraba de la oscura noche. Los vidrios de la ventana temblaban por los fuertes vientos, y cada cierto tiempo dejaba ver un resplandor en el cielo. No hacía frío, pero los dos pequeños tiritaban bajo las mantas en la esquina de la cama contra la pared. La mujer los abrazaba uno a cada lado, y en susurros les cantaba, acariciando y besando sus pequeñas cabezas plateadas cada vez que un trueno resonaba.
- Que linda está la mañana en que vengo a saludarte, venimos todos con gusto y placer a felicitarte...
Otro trueno, saltaron los tres, pero eso no la detuvo a seguir cantando, era lo menos que podía hacer. Sus padres no estaban, y no dejaría a sus sobrinos solos por nada en el mundo, eran los únicos que se encontraban en la enorme casa.
- ... el día en que tu naciste nacieron todas las flores...
Un suave beso cayó nuevamente en las cabezas de ambos, la más pequeña sonrió con ternura enterrándose más en el pecho de la dama quien le ayudó a acercarse abrazándola más fuerte. El hermano de la niña, el mayor de ambos, no paraba de ver la pequeña flama en la vela que bailaba sin cesar, como si se alegrara por la tormenta. Un pequeño punzón lo distrajo de su punto desviando la vista hacia su pecho.
- ... ya viene amaneciendo... y a la luz del día nos dió...
Y entonces pasó, todo cayó en silencio, sus sonrisas se esfumaron.
Los tres lo sintieron casi al mismo tiempo, un desgarre en el corazón y luego... un doloroso vacío.
- L-levántate... levan- ta...
- No...
- ¡Mamá! - gritó la pequeña con los ojos inundados en lágrimas, la mujer la mantuvo aferrada a pesar de su estado neutral. El niño logró zafarse del agarre en un mordisco que despertó a la mujer al instante, cayó al suelo pesadamente gateando con ambas manos aferradas al corazón.
- Oh dios, oh por dios, por favor no - repetía de rodillas con la frente en el suelo y las lágrimas cayendo por sus mejillas - ¡Mamá!
Y en ese preciso momento, un aullido hizo vibrar la casa, la tierra y el bosque completo. El lamento desgarrador de un rey caído, que había perdido todo en una noche.
(Capítulo 01)
Samuel y Liliana / Un tipo encantador
Mis padres nunca se llevaron bien, no que recuerde. Tal vez sí se amaron alguna vez, pero eso cambió cuando yo nací.
Recuerdo muy bien cuando mi madre me dijo, "Todas las personas son iguales, Charlie, el mundo es una mierda, sólo te usan hasta conseguir lo que quieren, y luego... se les olvida que existes", claro, aquella noche mamá había bebido más de lo normal, pero yo tenía seis años. Ella era muy hermosa, como aquellas mujeres que ves en las revistas de belleza y moda, tal vez mucho más. Siempre quise preguntarle si había sido modelo alguna vez en su vida, nunca supe la respuesta.
Papá por otro lado era del tipo que se podría decir normal y no a la vez. Físicamente, era igual de atractivo que mamá debajo de todo el cabello que traía, pero había algo más en él, algo que me hacía querer seguirlo a donde fuera. Brillaba por su carisma y la forma en que se tomaba las cosas a la ligera, siempre veía una solución a todo y eso a mamá le enfadaba mucho. Me encantaba hablar con él porque siempre tenía algo que contar, podría quedarme todo el día en su pequeño estudio (que más parecía un garaje de todas las cosas viejas de la casa) escuchando sus historias, todas eran de aventura, magia, y lobos, le encantaba incluir lobos. Vestía siempre con ropa tres tallas más de la suya, y unos lentes que me dejaba ponérmelos siempre y cuando sacara las lunas, mamá decía que era estúpido.
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WolfHeart
FanfictionLas historias de enormes lobos guardianes y seres mágicos acompañaron a Charlie desde que era una niña, ayudándola a afrontar su realidad, sin amigos, sin mascotas, y sin padres que se amen. El divorcio no dura en llegar en manos de su madre dejando...