El fallo en las estrellas;

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El viento frio chocó contra su rostro descubierto mientras sus ojos aún permanecían al frente. Su flequillo castaño se meció, suspiró.

Sus ojos se clavaron al suelo sobre las piedras de la entrada a su casa, las cuerdas de su sudadera colgaban sobre el aire y Jongin tomo una mordiéndola como muestras de frustración.

El sonido de un auto se escuchó y cuando levanto los ojos del suelo reconoció la 4runner de sus vecinos que se estacionaba en el mismo lugar de siempre. Jongin observo en silencio mordiendo más la cuerda como salían del interior tres figuras conocidas.

Cuando la última persona y la más alta salió del asiento de atrás Jongin se levantó de inmediato del escalón. Miró por última vez y su vecino lo estaba viendo también. Su alta y encovada figura estaba allí, parada con los ojos intensos y expresión caída lo observaban y antes de que pasara otra cosa no agradable para él, Jongin se dio la vuela y entro a la seguridad de su casa deteniéndose en la entrada con los ojos en el mueble.

Suspiró una última vez antes de escuchar la voz de su madre llamó su nombre. Jongin pensó que quería ayuda en la cocina y cuando estaba dejando las llaves en bol su teléfono empezó a vibrar. Jongin sintió sus entrañas retorcerse cuando leyó el nombre, un nudo en su garganta se acumuló.

Lucho con las ganas de deslizar el pulgar para, aunque sea escuchar su voz por un segundo, pero detuvo su impulso y solo tiro también en el bol el celular y siguió su camino a la cocina de donde provenía de nuevo el llamado de su madre.



Se retiró del alfeizar de la ventana que daba al jardín trasero donde varios de los invitados de su madre estaban rodeando la piscina con sonrisas en sus rostros y alegría desbordante por la fecha, reconoció a algunos familiares y amigos de su madre solo que pensar tenía que socializar en esos momentos su estómago se retorcía. No tenía las ganas ni las energías de hacerlo.

Se dio una última mirada en el espejo de cuerpo completo e incluso si su traje era impecable el estado de su rostro sin luz y demacrado no iba acorde a su vestimenta negra elegante que su madre lo obligo a vestir.

Aun no entendía porque estaba siendo un desastre. No se reconocía. Algo no estaba funcionando bien en él desde hace un tiempo. No era él y no sabía cómo volver en sí. Solo quería volver a como era antes. Cuando solo le importaba vivir tranquilo, salir a patinar con sus amigos y luchar por ingresar a la lista de honor estudiantil incluso si sabía no se esforzaba por hacerlo.

Asentó sobre la isla el vaso y se limpió los restos de agua en sus labios con el dorso de su mano y miro el cristal por unos breves momentos antes de darse cuenta que una figura delgada e igualmente vestida a él emergía. Jongin suspiro apoyando su cadera sobre el borde.

—Hola, ¿Cómo estas Jongin? — el chico de rostro pequeño lo saludo y Jongin lo miro asintiendo, no tenía más ganas de hablar, había forzado demasiado a su garganta saludando y tratando de verse normal con toda esa gente allí afuera.

El silencio se apodero de nuevo de la cocina y Jongin se abrazó a sí mismo. Quería estar solo, aunque sea por un rato, pero al parecer siempre aparecería alguien para arruinarlo y Baekhyun no era la mejor compañía en ese momento. Era hijo de una de las amigas más cercanas de su madre, pero no eran exactamente amigos incluso si compartían ese lazo y asistían a la misma escuela.

Baekhyun lo estaba mirando con descaro como siempre hacia con todos, pero en esta ocasión había algo en sus ojos que hacían a Jongin incómodo. Se giró y le devolvió la mirada.

—¿Qué? — pregunto secamente, estaba poniéndose de mal humor.

Baekhyun lo miro por un segundo más y sonrió, una sonrisa tan superficial como lo eran sus vidas. —Nada... solo me preguntaba qué piensas.

Falling ∣ ChankaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora