𓏲ּ ҂ ˳𓄹 🥀 ╱ ❪ 𝐃𝐀𝐑𝐊𝐒𝐈𝐃𝐄 ❫
❝el miedo es el camino hacía
el lado oscuro. El miedo lleva a
la ira, la ira lleva al odio, el odio
lleva al sufrimiento❞
𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝘃𝗶𝗮𝗷𝗲 𝗮𝗹 𝗳𝘂𝘁𝘂𝗿𝗼, terceros en discordia, confusiones...
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𝗘𝗟 𝗠𝗔𝗡𝗗𝗔𝗟𝗔𝗬
A la mañana siguiente, algunos guardianes se encontraban despiertos y otros estaban durmiendo. La desconocida arranco el bus para fin volver a casa.
Melody dormía plácidamente en los brazos de Thiago, el castaño los estaba mirando desde el otro asiento del bus con el ceño fruncido.
Le costaba admitir que se sentía un poco celoso, por lo que cada que los veía en ciertas escenas juntos, lanzaba indirectas producto de los celos ─al igual que Valeria─.
Se acercó y alzo a su novia en sus brazos.
— ¿Bombón? —preguntó ella adormilada.
— Shh, seguí durmiendo amor
Camino hasta el otro asiento y la acomodó entre sus brazos mientras la tapaba con una manta, hacía un poco de frío.
No podía dejar de pensar en todo lo que estaba sucediendo, y lo peor de todo es que no podía evitar releer la palabra que escribió sobre: 'YaladnaM'
¿Cómo era qué había escrito eso? ¿Por qué lo hizo?.
No lo sabía.
Y pudo sentir como el miedo se apoderaba de él, sus manos estaban temblando mientras sujetaba su cuaderno.
La sensación de un dolor en su pecho no lo dejaba respirar con normalidad, estaba angustiado y sentía como sus miedos lo consumían.
— ¿Estás bien, amor? —la voz dulce y adormilada de su novio lo hizo traer devuelta a la realidad.
Suspiró— Estoy bien
Fingió sonreír, pero Melody no le creyó para nada. Lo conocía muy bien y sabía que algo andaba mal. Lo miró y noto sus ojos verdes algo cristalizados.
— ¿Seguro qué estás bien? Sabés que podés hablar conmigo de lo que sea
— Sí, rubia. Estoy bien —sonrió.
Tenía a su novia agarrada por la cintura y la beso suavemente. El beso comenzó a ser cada ves más intenso y apasionado. Ella creó un poco de distancia entre ellos.
Se echó a reír cuando el castaño se acercó para darle otro beso.
— Bueno, ya está, ya está —volvió a reír—. Amor, amor
— Uno más rubia
Negó— No, no, buen–
La interrumpió dándole otro beso pero fue corto y más dulce.
— Ya está, ahora sí —lo apuntó con el dedo—. Basta. Están los chicos, no da. Yo no te quiero pasar por arriba, gordo
