Cuando le conté a Changbin, ese mismo día, de lo que había dicho Félix y su estúpida ley del hielo, claro que mi mejor amigo sólo se pudo reír de mí.
— Bangchannie~— me sacudió para que le preste atención, a lo que sólo rodé los ojos—. El pequeño Félix es todo un manipulador.
Yo asiento, totalmente de acuerdo.
— Tendrás que ir y decirle~— canturreó, y lo ignoro mientras cargo un par de libros y camino hasta su sección—. ¡Dilo, dilo, dilo, dilo!
— Lee Félix, te amo.
— ¡Pero no me lo digas a mí, idiota!— me golpea y no puedo evitar reír—. Díselo a él.
— Sí, Dwaekki— digo, con una sonrisa estúpida en el rostro—. Estoy esperando el momento.
— Te encanta hacer esperar a los demás— dice, y le dedico una mirada enojada porque sé que si lo golpeo me lo devolverá más fuerte.
Hablo con Félix más seguido y bastante, pero él no dice ni una sola palabra, asiente y niega y sonríe y llega a reír, pero la ley del hielo que me aplaca es contundente.
— Al menos no te ignora— dice Changbin cuando le cuento—. La ley del hielo original implica que hagas como que no existes y no te habla, al menos reconoce tu presencia.
— Gracias por tan lindas palabras— es lo único que respondo.
Pero por más que estamos bien en esa extraña relación de mutismo, simplemente no puedo decirlo, esas dos palabras no surgen estando con él o son interrumpidas por algo más, y lejos de estar triste, Félix sí parece decepcionado, pero está feliz, de alguna forma, a mi lado, se le nota en los ojos y en su sonrisa y en su rubor.
Apenas pasan dos días, o tres, ya no sé correctamente, y veo a Changbin en la entrada de mi casa, estoy en uno de esos días donde no quiero salir de mi soledad y prefiero ahogarme en la oscuridad de mi cuarto.
— Vas a ir y se lo dices— comienza, mientras busca ropa en mi armario, que conoce perfectamente—. Te vistes bien, arreglas ese pelo feo que tienes... El poco que te queda y le dices que lo amas de una vez por todas.
— Dwaekki...
— Ni que Dwaekki, ni que Changbin, ni que tres vergas, Christopher Bang— me interrumpe—. Félix no va a esperar por siempre.
Yo no respondo.
— ¿Tengo que desvestirte yo mismo?— pregunta, con irritación, y le hago una seña para que salga del cuarto.
Al terminar de arreglarme no puedo evitar sentirme incómodo con la estúpida camisa, y Changbin me lleva en su auto hasta donde está Félix, me palmea el hombro y el trasero y me dice unas últimas bruscas palabras de ánimo antes de dar unos pasos atrás y hacerme sentir completamente sólo frente a una batalla.
Al ver la puerta me preparo mentalmente para aumentar mi grado de valentía una última vez, tomo una bocanada de aire y entro con rapidez.
Es momento de terminar con todo esto.
Mis zapatos hacen eco en esa habitación, y me desabotono los primeros botones de la camisa para estar un poco más cómodo, siento que está por ahorcarme.
Félix está ahí, es el único, ahora, toda esa sala es para nosotros dos, y el pandita, que está a su lado.
— F-Félix...— mis palabras suenan cortadas por los nervios entre otras emociones, mientras me acerco a él—. Lo siento, ya no lo soporto, a la mierda el lindo momento... ¿Me dejas decirte todo lo que siento ahora, bebé? Hace días que no me hablas, no te va a costar aguantar unos minutos. Es un poco largo, pero... En serio tengo mucho para decirte.
Me inclino hacia él, mi mano duda en tocar su mejilla y tardo unos segundos en acomodarla finalmente en esta, dejando caricias con mi pulgar.
— Te amo— confieso—. Te amo tanto, tantísimo, te amo desde el primer día, te amo desde esa cita... O quizás te amo desde antes, es lo más probable.
>> Soy un idiota, lo sé, tú también lo sabes... Pero soy aún más idiota por creer que no te amaba, que no te quería, que no me gustabas... Y-y nunca te lo aclaré... No te odio, nunca lo hice, no podría odiarte, mierda, ¿Qué podría odiar de ti? ¿Lo malditamente perfecto que eres, quizás?
>> Me gustas, Félix, desde hace muchísimo tiempo... Y estos días, estas semanas que pasamos juntos en serio me hicieron enamorarme de ti como nunca en mi vida.
>> Son las mejores porque tú eres el mejor, ¿Lo sabes?
Le sonrío, aunque por dentro no sé cómo sentirme.
— Eres hermoso, eres la mejor persona que conozco, eres el chico más perfecto que podría haber en toda la tierra, ¿Cómo no me iba a enamorar de ti, mierda?
>> Te amo, ¿Te lo puedo decir más veces? Te amo, te amo, te amo...
>> Perdón por tardar tanto en decirlo, bebé, perdón por hacerte pensar que no estaba enamorado, perdón por ser tan lento y darme cuenta después de lo perdido que estaba por ti... Pero te diste cuenta que estaba enamorado de ti antes de que yo mismo lo aceptara, ¿No?
>> Pero te amo ahora, te amo desde hace bastante, pero ya lo dije... Ya puedes terminar esa estúpida ley del hielo— me encojo de hombros—. Aunque ya lo sabías, ahora puedo decir que yo también lo sé, y te lo diré todos los días, ¿Sí, bebé?
Lo miro un momento y las lágrimas no tardan en fluir, las estuve acumulando todo mi discurso, me acerco a él y dejo un beso suave en su frente, acariciando su cabello.
— Perdón por no decirlo cuando aún te quedaba tiempo, bebé.
No puedo aguantar mucho más, me separo de él y bajo la tapa del ataúd, escondiendo por completo su cuerpo dentro de este.
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¡Gracias por leer!
N/T: Lloren conmigo ahora. ¡Holi! ¿Cómo están? Les deseo un muy buen fin de semana a todxs. Como seguramente se dieron cuenta, aquí es donde esta bella historia termina. ¡Espero que hayan disfrutado de leerla! De nuevo, muchas gracias a Junchi95 por permitir la adaptación de la historia. Bay <3
PD: Aún queda un extra, así que esperen :3
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Confession [CHANLIX]
FanficA Lee Félix le queda poco tiempo en este mundo, decide declararse a su crush mientras pueda. A Christopher Bang le asusta salir del armario y que el chico lindo de la escuela se le declare no parece real. ¿Podrán confesarse a tiempo antes de que a F...