1:- De otro mundo

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En algún lugar del reino...

...Una mujer mantenía un forcejeo intenso con un hombre por una bolsa de tela marrón, que a pesar de verse sucia y maltratada contenía las pocas ganancias que aquella señora consiguió a lo largo de varios días de constante cosecha, transporte y venta de vegetales. Sus manos se llenaron de callos, su piel se veía quemada por el sol, e incluso su cabello antes negro ahora parecía casi gris, haciendo conjunto con sus ropajes desgastados, los cuales le daban un aspecto deplorable.

Lastimosamente no era mucho lo que podía hacer ante la fuerza de un hombre mucho más grande que ella, el forcejeo se mantenía hasta el punto de llegar a los golpes. Actuando por emoción y sin pensar en las consecuencias la mujer paso sus uñas por el rostro del guardia, cosa que lo hizo gritar de dolor. Luego mordió su brazo antes de recibir una patada en el vientre, tan salvaje que la dejo sin aliento.

Quiso seguir resistiéndose, pero el dolor la paralizó, paso de ser solo su abdomen al resto de su cuerpo, pronto comenzó a tambalear y cayo al suelo, donde levantó la mirada por instinto, detallando sin querer cada rasgo del sujeto. Su armadura de metal gris, la firmeza que sostenía su lanza y ojos que reflejaban felicidad no hacían más que aterrar a la mujer, que al escuchar el sonido metálico de las monedas golpeando el suelo noto que había soltado la bolsa.

Los ojos del guardia rápidamente escanearon el suelo en búsqueda de algo valioso, pero pronto su satisfacción se convirtió en irá al notar que no era mucho,  y que de hecho, era una cantidad fácil de adquirir para personas de clase media, que definitivamente no valía la oposición para aquel hombre, pero si para la mujer, que solo contaba con eso para subsistir varios días.

-¿Que es esta basura?- Pregunto incrédulo al caer en cuenta de que la mujer acababa de firmar su sentencia de muerte por menos de una docena de panes.

-No tengo más dinero...- Respondió con dificultad, cubriendose el vientre con ambas manos ante la posibilidad de otro golpe.

No era creyente, pero en una situación tan peligrosa no tuvo mejor idea que rezar a dios por una salida para ella, y sobre todo para su bebé. En el suelo se encontraban horas, días, mucho esfuerzo que en ese momento no valía nada.

-Tres días...- Menciono el guardia mientras se acercaba con molestia pateando nuevamente a la mujer -¿Y solo tienes esto? ¿Acaso no valoras tu puta vida?- Preguntó mientras dejaba caer el peso de su pierna sobre la rodilla de la mujer, prácticamente doblándola.

Esperaba encontrar llanto, súplicas, dolor, una última plegaria antes de morir, pero en su lugar solo encontró un silencio inquietante. Ella se mantenía fría a pesar de la situación, no porque no le doliera, sino porque cada patada que recibiera su rodilla no iría a su vientre.

La frustración de no poder hacerla suplicar domino al guardia, que en su enojo lanzó una patada al rostro de la chica, rompiéndole la nariz al momento de impactar. Uno pensaría que con tal escándalo el resto de personas del pueblo irrumpieron para ayudar a la mujer, dejando sus ocupaciones de lado en favor de una vida que corría peligro...

...Pero no fue así.

Alrededor se encontraban hombres paseando junto a sus mujeres, madres tapándole los ojos a sus hijos e indicándoles que ignorarán la situación, además de los gritos de otros vendedores anunciando sus alimentos, los cuales hacían la situación de la mujer menos visible. Pero nadie se detenía para ayudar, el ambiente daba la impresión de que nada estaba pasando, levantando así una fachada que delataba lo evidente; todos estaban acostumbrados a tales maltratos. Algunas personas que la conocían oían impotentes sus súplicas, tenían la idea de actuar, pero el miedo era mayor.

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