39. Extrañar

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Phuwin se había ido a un viaje con sus amigos de manera casi indefinida.

Prácticamente dejo a Pond completamente solo, aunque todos los días se escribían e incluso mantenían llamadas.

De alguna manera, y por más egoísta que sonara, Naravit quería que todo el tiempo de Phuwin estuviera dedicado sólo a él. Y a su familia, claro.

—Te extraño— decía Pond con un puchero —Te extraño cada que miro el cielo, cada que pienso en subir un tuit, cada que desayuno, cada que voy a dormir, siempre te extraño.

Pero si me fui solo hace dos días— responde Phuwin sonriendo.

—¿Y eso qué? ¿Acaso no puedo extrañarte?— repela Pond —Te extrañé desde el primer segundo en que te deje en el aeropuerto.

Eres un tonto... pero también te extraño.

Pond sonríe y se permite recostarse.

Eran probablemente la una de la mañana, ambos se recostaron aún sin cortar la llamada y esperaron hasta que el otro se durmiera.

Era algo lindo el poder escuchar la suave respiración del otro, incluso los soniditos que hacían al dormir, así que Pond lucho con todas sus fuerzas para ser el último en caer rendido.

Porque le gustaba dormir sintiendo la paz que le transmitía Phuwin.

facts ; pondphuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora