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Las agotadoras horas en el trabajo habían acabado, Taeyong con muchas ganas soltó un grito apenas cerro la puerta de su casa. Dejo en su lugar sus zapatos de salida y las llaves, tiró al suelo su mochila y con hambre se dirigió a la cocina.

Los golpes no se hicieron esperar apenas Lee entro a su cocina, era mas el sonido de unas patitas que golpeaban la puerta que daba al patio lo que se llegaba a escuchar. Yongie con una gran sonrisa dejo pasar al animal que ansioso lo esperaba, Hyunnie había llegado justo como venia haciendo desde que su vecino lo adoptó. Hyunnie era un pequeño y bonito conejo anaranjado, muy bonito a la vista y un travieso que siempre escapaba de su hogar para visitar al rubio.

— ¿Te has quedado fuera, pequeño? ¿Johnny aún no regresa? — Seo Youngho era el dueño del diminuto conejo que siempre terminaba en el patio trasero del chino, no lo conocía muy bien apenas cruzaban algunas palabras cuando el chico llegaba a buscar a su mascota.

Alzando al animalito en sus manos, Lee volvió a entrar a su hogar para darle un poco de alimento al roedor, el chico ya tenía preparado lo que el diminuto conejo debía consumir. El primer día que el animal había llegado a la puerta de su hogar e intento de darle un poco de leche, Youngho casi lo mata, regañando y acusándolo de intentar intoxicar a su mascota, así fue como Taeyong aprendió que no debía darle de sus alimentos al conejo a menos que sean verduras.

Dejando al animal en el suelo, Tae se fue directo a sus bolsas de compra buscando en ellas lo que sería para Hyunnie.

— Y la cena para el pequeño Jaehyunnie es... ¡Brócoli! — con verdura en mano Yongie miro hacia donde el conejito se encontraba con sus orejas caídas y lo que parecía ser una carita de disgusto. — Oh vamos pequeño, no he conseguido heno, además ¡Debería de gustarte!
Luego de que el conejito terminara a puras penas su comida, y Tae su café, juntos se encontraban acostados en el sofá Taeyong miraba la pantalla de su teléfono móvil mientras el conejo naranja observaba con detenimiento al chico que tenia debajo.

Estuvieron un rato acostados de ese modo, Yongie acariciando el suave pelaje de Hyunnie, y el conejito admirando la belleza del humano, pero el dueño original del animalito toco la puerta y la hora de irse a casa llego. Con cuidado Lee dejo al roedor en brazos de Youngho, las orejitas del conejo estaban caídas y su mirada se dirigían tristemente hacia el contrario.

— ¡Hasta pronto, Jaehyunnie!

Youngho agarró la patita de su conejo y simulo saludar al chico, una grande sonrisa se asomo en la carita de Lee al ver aquel pequeño gesto de su vecino. Entrando a su hogar el pelinegro dejo escapar un largo suspiro y luego miro mal al conejito en sus brazos.

— Deberías dejar de visitar al vecino, Jung Yoonoh. — Youngho dejo al conejo sin cuidado en el suelo esperando a que el animal haga lo suyo. — Tal vez y un día se canse de abrirte la puerta.

— ¡Pero no puedo! Hyung es tan bonito, sus ojos son tan brillantes y lindos. —El pequeño conejo anaranjado era ahora un guapo chico de cabello rosa, sonrisa encantadora y unas bonitas orejas  de un color naranjita. — Lo malo del día fue que me obligo a comer brócoli. ¡Puedes creerlo! Youngho hyung debería decirle que no me gusta esa cosa fea. —  Y ahí estaba el chico de melena rosa hablando sin cesar de lo que había hecho aquella noche con su bonito Lee Taeyong.

Youngho no supo en que momento su diminuto y peludito conejo había conseguido volverse "humano", al principio todo le pareció una locura, una extraña y absurda broma de su novio, pero luego de pasar una semana entera junto al chico conejo y que este siempre hablara de su vecino lo entendió, a medias, pero llego a entenderlo.

Jung Yoonoh era lo que es hoy en día solo y únicamente por que se había enamorado perdidamente de un chico de nacionalidad china. Su vecino, Lee Taeyong.

bunny ‹ jaeyong osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora