【TREINTA Y SEIS】

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-[ᴀɴᴅʀᴏꜱꜱɪ ᴀɢuᴇʀᴏ]-

Silencio, todos se encuentran estáticos y el ambiente en la sala esta inmensamente tenso, ni siquiera murmuran y parecen estar en estado de shock sin quitar sus ojos de enfrente donde esta parado él, el chico de la venda que sonríe burlón como si estuviera disfrutando completamente la situación mientras todos lo juzgan con la mirada como si hubiese cometido un pecado frente a ellos.

—Bueno creo que llegamos tarde — suspira Hak en una sonrisa burlona después de analizar rápidamente la situación con la mirada.

No había que ser un genio para asumir que estaba sucediendo, pero puesto que era Satoru Gojo de quien estabamos hablando podría ser... Absolutamente cualquier cosa.

—¿Qué sucede? — pregunta Yona tan ida como siempre.

—¡Oh llegaron! — grita animadamente Satoru.

Todos nos miran, percatándose de nuestra presencia e inmediatamente los ojos se inyectan directamente a mí y me observan de la misma forma en la que parecían mirar al albino.

—¡Cariño!

Satoru camina hacia a mi a paso alegre y cuando llega donde nosotros me toma por la cintura y toma mi mentón para plantarme un intenso beso, que me envuelve rápidamente en él y me dejo llevar, pero luego recuerdo que no estamos solos.

—Ujum, ujum — carraspea Hak.

—Oh, Adrien y Sen querrán saber de este momento — dice Yona tomando una foto rápida del celular.

—¿Satoru? ¿Qué haces? — le pregunto abochornada por la muestra tan intensa de amor en público y sobre todo repentina.

—Ya les dijo todo — Shoko sale de una esquina de la sala y apaga su cigarrillo. — se imaginarán...

— Sí, amorcito. Ya les conte todo...

 Ya les conte todo

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[...]

5 minutos antes

Los gritos y protestas en la habitación eran insoportables, a pesar de que el albino había dicho que esperaría a su esposa para proceder a la elección de concubina o lo que sea. Los Zahards decían que él no era necesario en tal proceso, y los Gojo querían iniciar el suyo propio lo antes posible. Ambos clanes con candidatos predilectos que prácticamente se habían criado desde niños con un solo propósito, y otros clanes con sus propias presentaciones para candidatos a pareja de los actuales reyes del mundo chamán, tanto para él como para ella, las opciones abundaban.

El albino de ojos cielo solo estaba sentado en medio de la sala mientras abrazaba el respaldar de la silla en la cual estaba, sus dedos en el tercer caramelo que saboreaba. Suspiraba en aburrimiento, esperando el momento en que su esposa llegara para acabar con todo aquello. A un lado de él la doctora castaña fumaba un cigarro queriendo huir de aquella habitación tan alborotada y al otro su primo peli rosa que suspiraba cansado al igual que él queriendo salir de toda esta situación porque a su querido clan también se le había ocurrido que ya era momento para que él también se casara con alguien de su clan.

𝚂𝚒𝚎𝚖𝚙𝚛𝚎 𝚑𝚊𝚜 𝚜𝚒𝚍𝚘 𝚝ú (El chico de la venda en los ojos III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora