"Izan"

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Para Izan la decisión en cuanto a su carrera o a que universidad iba a atender no le importaba en realidad, él era un artista. Escribía poemas desde que tenía la habilidad de tener un lápiz en su mano, y tocaba la guitarra, el piano, la batería y ahora el ukulele (solo por Natalia). Sus poemas se convirtieron en canciones, y comenzó a crear música junto con amigos que tenían un pequeño estudio en casa.

Sus canciones eran para mujeres sin rostro, amores que imaginaba dentro de su mente, pero jamás creyó tener. Desde el día que conoció a Natalia, todas las letras se convirtieron para ella, incluso las que no tenían sentido, solamente quería que ella estuviera orgullosa de él, que fuese suficiente para ella.

Su madre era quien lo presionaba a tener una "verdadera carrera" o una verdadera labor que le dejara dinero para comer. Así que la única opción que le sonó sensata era perseguir los sueños de alguien más, su hermano mayor. Aaron era su hermano mayor, tenía apenas 12 años cuando él se fue de casa sin regresar. Para Aaron las aventuras eran primero, además que él no era tan tolerable en cuanto a los regaños constantes de su padre como lo es Izan. Su hermano se fue en cuanto acabó la carrera de periodismo a aventurarse y escribir sobre ello. Izan solo conoce su rostro por sus e-mails ocasionales.

La vida de Izan era un poco más rebelde e intranquila a lo que fue la de Natalia, por lo cual incluso desde que la vio entrar al salón no pensó siquiera conectar con ella. En los ojos de él, Natalia era pequeña, tierna, probablemente demasiado inocente para querer escuchar las historias de Izan. Pues él era todo lo contrario, horriblemente alto, intimidante y nada inocente.

De pequeño el recuerda tener una buena infancia, las salidas a la calle del barrio solo para jugar con el único juguete que les daban de regalo de navidad, correr entre la lluvia para llegar a su casa y dormir viendo caricaturas en la televisión más pequeña que él podía imaginar. Cuando su hermano se fue se complicó todo. La relación entre sus padres jamás fue buena, pero lo suficiente para mantener a flote toda a una familia, pero la ausencia de Aaron lastimo tanto a su madre que lo separó de su padre. No están divorciados, y viven en la misma casa, pero sus interacciones se basan en gritos constantes e indirectas agresivas.

La salida de este infierno en casa para Izan era el barrio, su hermoso barrio. Izan tenía tanto cariño con su barrio, pues creció en él y lo ha defendido de tantas maneras que parece más su familia que su propia familia. Su hermano nunca estuvo de acuerdo con Izan estando "dentro del barrio", decía que le haría daño en su carrera laboral o artística, y lo iba a retener de buscar sus sueños. Pero era todo lo contrario, sus amigos lo ayudaban con cada centavo para poder grabar un álbum completo en un estudio más grande. Lo defendían en las peleas que fuera y jamás lo dejaban solo en días difíciles.

Cuando decidió entrar a la universidad se dijo a si mismo que se quedaría solo por sus padres, porque el tema de Izan estudiando era lo único de lo que ellos podían hablar sin peleas ni gritos, pues estaban orgullosos de él.

El primer día de clases para él fue normal, no estaba nervioso, sus habilidades sociales eran buenos, los suficientes para hacer uno o dos amigos o conocidos. Para llegar a la universidad tomo el camión por la mañana, llegó extremadamente temprano así que tenía la libertad de escoger cualquier asiento, entre tantos eligió el que lo llevaría a pensar que hizo la mejor decisión en toda su vida.

Comenzando la clase el tomo apunte obligándose a sí mismo, pues no era exactamente algo que el hiciera de manera habitual. Contando cada minuto en clases se dio cuenta que ya llegaba a los veinte minutos de un nuevo tipo de infierno. Haciendo dibujos en su libreta no se percató que alguien se había sentado en la butaca que había quedado vacía a su lado.

Era una chica de pelo corto, en ese momento de color negro y lacio, con toques ondulados, poco después se enteraría que en verdad su cabello es más ondulado que eso. Noto cada parte de su ropa y rostro, desde los lentes que parecía que no tenían ningún objetivo, hasta sus tenis negros que, a pesar de ser negros, estaban sucios. Se aprendió sus muecas, cada sonrisa, cada arruga que le dejaba esa sonrisa, cada peca y lunar, y la precisión de su maquillaje que le sorprendía por ser las siete de la mañana, aunque también hacía sentido, explicaba los veinte minutos tarde.

De vez en cuando entre clases ella se volteaba para platicar con él y la chica a su lado, hablaban mayormente sobre películas y la misma platica aburrida sobre por qué habían escogido esta carrera y si en verdad les gustaba. A lo que Izan siempre respondía:

"Sigo los pasos de alguien más"

Cuando fueron a explorar el campus y a comer junto con la mayor parte de su salón, Izan trato de disimular que quería el asiento frente a Natalia, pero en verdad acelero el paso para poder sentarse frente a ella. El la notaba de vez en cuando distante, como si no quisiera hablar con él, pero comenzó a hablar cada vez más con el paso de los minutos.

Cuando iban en el camión de regreso a la ciudad, Natalia estaba platicando con un chico en el asiento de frente, Izan no estaba poniendo atención a la plática, sino a la manera en que ella hablaba con alguien más, las miradas que les daba eran diferentes a cuando lo miraba a él, e Izan lo sabía, lo podía notar. Hasta que decidió poner atención a su conversación y escuchó:

"Yo tengo una relación muy pequeña, apenas cumplimos dos meses juntos"

"Wow" Contestó Natalia con tanta sorpresa y miedo que las siguientes palabras le sorprendían demasiado, y lo decepcionaban solo un poco.

"¿Tú tienes alguna relación?" Le pregunta el chido de frente

Izan observó fijamente a Natalia, quien se veía que trataba de esquivar la pregunta volteando a ver a todos lados y pensando en una respuesta que no fuera la que salió de sus labios. Ella lo miró por un segundo, y miro al otro chico para responderle.

"Si...Tengo una relación de ya dos años"

El shock no solo del chico, también de Izan eran obvios, los ojos de los dos parecían salidos de un cómic, como aquellas veces que a los personajes se les salían los globos oculares y saltaban de impresión. Rápidamente Izan cambio su expresión y miró hacia otro lado, jamás 7 palabras lo habían destrozado tanto y motivado al mismo tiempo.

Cuando Natalia se bajaba del camión sin despedirse no le importó a Izan, por su mente vagaban las ideas para poder ganarla, como un premio en la primaria. Se motivo tanto que creó planes en su mente, él sabía que podía y lo haría. Los ojos que miró por horas el día de hoy eran suficiente motivación para quererla.

Por la tarde salió con sus amigos a una pequeña taberna, ni siquiera un bar por qué era demasiado pequeño y desarreglado para serlo, donde mencionó cada cosa que se aprendió de Natalia. Entre su platica sobre la chica, su amigo lo interrumpió.

"Entonces, ¿no vas a ir a estudiar cierto?"

"¿Cómo?"

"Si, es obvio, iras solo por ella ahora"

Izan no lo notó en el momento, no le tomó importancia al comentario de su amigo, ni tampoco lo entendía. Pero después se daría cuenta que ya no lo haría todo por sus padres, una gran parte sería por ella.

En la noche, entre hojas arrugadas con letras equivocadas y demasiado café, entre 3 y 4 de la mañana escribió sobre ella. Y entre sus últimos murmullos de sueño dijo:

"Natalia"

Así no funciona el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora