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𝘼𝙯𝙪𝙡 𝙮 𝙍𝙤𝙟𝙤 crean el púrpura.
Un 𝒑𝒖𝒓𝒑𝒖𝒓𝒂 celestial.
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Lo que fue solo un pequeño crush con aquella chica sonriente cuya melena doraba rebotaba en el aire dejando rastros de destellos al viento, sé convirtió en algo real...
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Había llegado el día de la visita a la casa de los Weasley.
Savee estaba nerviosa, no conocía mucho a Ron y de la nada iría a verlo, eso para ella era demasiado raro pero no quiso darle muchas vueltas al asunto.
Le pidió a su hermana que la acompañará, pues no sabía cómo llegar por otro medio que no fuera aparición, cosa en la que su hermana era experta.
Así que después de que aceptará ella se empezó a arreglar.
Se puso el Sweater que le había mandado Ron, los aretes de Anne y una diadema de cuarzos que su hermana le había traído de París, al igual que sus pantalones favoritos de pana grises.
Emocionada fue a dónde su hermana para Partir, había preparado un postre de manzana para no llegar con las manos vacías.
Así que en un dos por tres las dos aterrizaron en un sitio demasiado colorido, podían distingir la casa algo abstracta de los weasley y caminaron hacia ella.
Algo nerviosa caminó hacia la casa, por la nieve no pudo distinguir mucho del lugar, pero ya más cerca distinguió varias cabelleras rojas.
Dos de ellas parecían observarlas y corrieron hacia Savee y su hermana.
—¡Pero mira que tenemos aquí Greed¡- exclamaba con gracia uno de los gemelos.—¿Que es lo que trae a esas bellas damas a un sitio como este?
—Oh yo—respondía nerviosa Savee- recibí una invitación, pero creo me equivoqué.
Tomó a su hermana de la mano y camino hacia atrás, estaba nerviosa y creyó que talvez lo del mensaje que le había llegado había Sido por error.
Pero justo cuando su hermana le iba a preguntar que sucedía, una voz gritaba hacia ellas.
—¡Dejen de molestar a mi visita!—gritaba a sus hijos la señora Molly.
—Oh tu debes ser Savee, pasa pasa— animaba a la rubia.
—Si soy yo, mucho gusto— le dijo amablemente — Ella es mi hermana Olivia.
—La bella Olivia—dijo entre suspiros Freed Weasley.
—Que encantadoras son, adelante no quiero que mueran de frío.
Caminaron hacia el interior de la casa, Olivia le dio un apretón de mano a su hermana para animarla.
Cuando entraron por la vieja puerta de madera, una ola de calor hogareño las invadió, olía a comida, y demasiados adornos navideños volaban por todo el sitio.
El color de la casa era demasiado llamativo, madera se percibía, demasiados tejidos, adornos viejos y desconocidos adornaban el interior.
Savee estaba demasiado impresionada por el lugar, pues su casa era demasiado pálida a comparación con el de Weasley.
