Capítulo 1

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Severus lo siente antes de que haya puesto un pie en el bar. La magia del chico es... siempre ha sido distintiva. Es absurdo, obscenamente poderoso. Pero ese poder tiene un toque crudo que pone los dientes de Severus en punta y hace que se le ericen los pelos de la nuca. Está claro que Potter aún no ha aprendido qué hacer con todo eso.

Aun así, es un milagro que todos los clientes de este lugar no vuelvan la cabeza, no se encogen ante el estruendo de la magia que no pueden entender.

-Si crees que rodearte de muggles evitará que te maldiga aquí mismo, te equivocas-. Potter está a su lado. No ha sacado la varita, pero tiene la mano en el bolsillo mientras está de pie, con las piernas abiertas y la espalda recta, junto al taburete de Severus.

Severus asiente con la cabeza. -Nunca presumiría de algo así-.

Severus ha corrido un riesgo calculado al llamar a Potter. Pero, independientemente de lo que haya insinuado en innumerables clases de Pociones y Defensa, el chico no es estúpido. Querrá, al menos, escuchar lo que Severus tiene que decir antes de intentar hacer un hechizo sobre él. Pero ha traído a sus amigos. El chico Weasley es imprudente y Severus sabe que Granger puede ser peligrosa. Weasley está de pie a un lado, con los brazos cruzados sobre el pecho. Sus ojos están entrecerrados, evaluando. Granger está junto a la puerta, bloqueando la salida de Severus.

Esta noche hay mucha gente. Una joven entra junto a Potter, con el escote a la vista mientras se apoya en el lateral, intentando llamar la atención del camarero. Su falda, ya demasiado corta, se desliza hacia arriba medio centímetro más. Severus puede ver un muslo pálido, pero Potter no mira a la chica. Tampoco mira a Severus. Tiene la mirada fija en el frente y, a pesar de su aparente postura despreocupada -(los pies apoyados ahora en el peldaño de la silla de Severus, las manos metidas en unos vaqueros azules desteñidos)-, su cuerpo prácticamente vibra de magia y energía reprimida.

Severus sabe que no debe subestimarlo.

Toma un sorbo de su bebida y hace crujir un trozo de hielo entre sus dientes posteriores.

-¿Qué quieres, Snape?- Potter dice entonces. -Dame una jodida razón por la que no deba maldecirte ahora mismo y entregarte al Ministerio-.

Severus deja su vaso en la mesa. -Voy a buscar en mi bolsillo. No por mi varita-.

Potter asiente. -Hazlo despacio-.

Severus coge la delgada ampolla y la coloca en la barra del bar frente a Potter.

-¿Qué es esto?-.

-¿Tienes acceso a un Pensadero?-.

-Sí-.

-Entonces toma esto-.

Potter no coge la ampolla. Inclina la cabeza hacia un lado, estrecha los ojos. -¿Y si no me importa lo que tienes que mostrarme? Si me importa un bledo cualquier recuerdo o explicación o maldita mentira que hayas embotellado ahí?-.

-Sabrás si he intentado alterar los recuerdos. Y podrías haber ignorado mi petición de esta reunión, podrías haber traído un equipo de Aurores contigo. Pero no lo hiciste. Quieres saber lo que sé, lo que tengo que decirte-. Toma el último sorbo de su bebida. -Y quieres saber por qué lo hice-.

 -Y quieres saber por qué lo hice-

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