Capítulo 2

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Después, cuando Severus regresa a Hogwarts, se encuentra en sus habitaciones frente a la chimenea. El fuego ha ardido a baja altura en la rejilla. Las brasas anaranjadas chisporrotean y brillan, proyectando largas sombras sobre el suelo. Afortunadamente, todo está en silencio. Es tarde, después de todo, pero uno no puede estar seguro en estos días.

Todo es familiar el pulso de la magia que fluye a través de los muros del castillo, el zumbido de los hechizos calmantes que Severus conoce como la palma de su mano y, sin embargo, todo es diferente ahora. Aunque, sin duda, el sexo con Potter no fue del todo inesperado. ¿Y no es eso lo más extraño?.

Si no estuvieran en guerra, si todo fuera diferente, Potter seguiría en el colegio, seguiría siendo alumno de Severus. Aleja el pensamiento pero, aun así, se filtra por los bordes de su conciencia, como la sangre, como la enfermedad.

Están en guerra y Potter no se parece en nada a los alumnos de Severus. Después de todo, se le ha encomendado la tarea de salvar el maldito mundo. No importa que tenga diecisiete años. Es probable que ambos estén muertos antes de que él tenga dieciocho años, no importa que tenga veintidós o treinta y siete...

Severus cierra los ojos y respira profundamente. Todavía puede sentir a Potter a su alrededor. La magia del chico es como un canto de sirena, que atraviesa todo lo demás, que se resquebraja como el hielo en lo más profundo del bosque de Dean.

Ver al Horrocrux luchar por su vida fue horrible. Pero Potter blandió la espada de Gryffindor como el maldito héroe que es, y el medallón, la maldición, ese trozo de alma del Señor Tenebroso, fue destruido. Y ahora...

Severus debería patrullar los pasillos. Debería asegurarse de que todos los estudiantes estén a salvo en la cama. Pero se permite permanecer allí un momento más, recordando la presión del cuerpo de Potter. El dolor de su polla cuando Potter se arqueaba contra él. Los sonidos que hizo Potter al llegar al orgasmo.
Severus se pasa un dedo por los labios. Cree que aún puede oler al chico en su piel.

 Cree que aún puede oler al chico en su piel

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La magia de Potter es fuerte. Severus siempre lo ha sabido. Pero en lugar de basarse únicamente en la fuerza bruta y en una generosa ración de suerte, Severus ve ahora que el chico es reflexivo y preciso. Es creativo y está dispuesto a adaptarse. Es mucho más perceptivo de lo que Severus imaginaba. Y su comprensión de la teoría mágica es... impresionante, por decir algo.

Aun así, en lugar de adentrarse en el trabajo de mediación-hechizo de inmediato, Severus le trae a Potter un libro sobre principios, esperando a medias que se obstine, que exija un tutorial práctico. Pero Potter se limita a agradecerle el texto y, cuando vuelven a verse tres días después, está claro que lo ha leído.

-Creo que entiendo la premisa-, dice Potter, trazando el borde de su vaso con la punta del dedo. -Pero no tengo clara la distinción entre cuándo es más recomendable el trabajo con hechizos que la intervención con pociones-.

Es una buena pregunta, debe admitir Severus. -Las pociones suelen considerarse lo primero, no porque sean superiores, sino por el acceso general. Dejando de lado a los medimagos, son pocos los que están entrenados y son capaces de lanzar magia curativa con éxito-.

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