Dos meses después de mi cumpleaños una rubia entro en mi vida. Para ser más exacto la mejor amiga de mi nueva cuñada. Cuando la conocí no estuve seguro que ella era mi alma gemela, mi compañera. La bestia que habita en mí no se encontraba en control conmigo, me faltaba controlar mi lobo, por esa razón no entendí rápidamente que la rubia era mi destinada.
Angelina, ese es su nombre. Mayor que yo por cuatro años, y como era de esperarse la edad le importaba demasiado como para aceptarme. Cuando se enteró de mi situación me alejo completamente de ella, rompió contacto conmigo, mi rubia salía con un estúpido hombre. En cada oportunidad que tuvo me restregaba en la cara que yo solo era un crio.
Yo no era un crío, ella era la inmadura.
Despreciaba tanto la jodida diferencia de edades, si desde el principio hubiera sido mayor que ella nuestros caminos no se hubieran separado. Ella estaría conmigo, y la última teoría sobre lo que pensaba de las "Almas gemelas" era comprobada, yo encontré la mía pero no la pude conservar.
Dos años han pasado desde que no la he vuelto a ver, cuando me dejo claro que no tendría esperanza de estar a su lado me mude a california, me decidí a borrar mi pasado. Me aleje de mi familia por que el simple hecho de mantener contacto seguido con ellos me hacía recordarla y yo estaba aferrado en olvidar.
La deje ser feliz con el hombre del que me aseguro estar enamorada, un profesor de artes marciales diez años mayor que yo "Kevin Red", según Angelina él es todo lo que busca en un hombre, la primera vez que los vi besándose quería golpearlo, cuando me entere que eran novios ya no tenía otra opción. ¿Qué haces cuando la persona que es destinada para ti, hace todo lo posible por rechazarte? Consigue novio y te deja claro que nunca va a amarte.
Dos meses después de conocerla descubrí que ella era mi alma gemela.
Una semana después que le confesé que era mi destinada me rechazo. pero aun así no me rendí, hasta después de un año. Cuando ella anuncio su noviazgo con "Red", no me despedí de ella, pero aún recuerdo el intenso azul de sus ojos. Sus labios carnosos que solo bese dos veces me tenían loco. Yo estaba loco por ella.
Ella no quería mi locura
Ella no quería mis besos
Ella no quería nada de mí
Ella no me quería a mí, yo no era para ella. Ella era para mí.