relaciones intraespecificas. La dinámica de poblaciones

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Los seres vivos viven integrados en sistemas dentro de los que interactúan entre sí y con su medio; la ecología contempla tres niveles o tipos de sistemas, que son de menor a mayor complejidad: la población, la comunidad y el ecosistema. Cada uno de estos sistemas posee una leyes internas propias que son las que determinan de que manera se establece su organización. Nos sentaremos en este momento en las poblaciones y comunidades, puesto que los ecosistemas serán objetivos de tratamiento en el capítulo siguiente. De esta forma, al estudiar las poblaciones, nos referimos a las relaciones intraespecificas; al hacerlo con comunidades, a las interespecificas.
En general, los seres vivos tienden a reunirse formando agrupaciones de muy diversos tipos. Así, la agrupación más sencilla es la familia, constituida por individuos de la misma especie con lazos parentescos. Cuando a la familia se le unen individuos de otras parejas, se crea un clan.
Un rebaño, manada, bandada, etc., es un clan al que se le han unido otros individuos no emparentados. Sin embargo, tales agrupaciones no pueden ser consideradas como sistemas ecológicos, pues carecen del conjunto de características que determinan la existencia de una interrelación dentro del grupo y que si poseen las poblaciones.

En principio, la manera más simple de definir una población es la de un grupo de individuos pertenecientes a la misma especie que ocupan un área geográfica determinada y que potencialmente, pueden reproducirse entre sí. Las poblaciones poseen unas características propias y diferentes a las del individuo en solitario, siendo la más importante la densidad, es decir, el tamaño de la misma.
Se define como tamaño de la población al número de individuos que la integran por unidad de superficie o de volumen. La densidad absoluta es el número concreto de individuos que forman la población. Como este dato es normalmente difícil de obtener, es más frecuente realizar muestreos con los que se obtiene un valor estadístico o densidad relativa.
El crecimiento de una población, y en consecuencia su tamaño depende de cuatro factores fundamentales: natalidad, mortalidad, emigración e inmigración.
La natalidad de un población se define como la frecuencia de nacimientos o prioridad de aumento inherente de la misma. Se mide como el incremento en el número de individuos en un período de tiempo dado. La natalidad máxima o potencial biotico de una población es la producción teórica máxima de nuevos individuos en ausencia de factores limitantes.
La mortalidad representa la tasa de pérdida de individuos de la población, y varía con cada población y con las condiciones ambientales.
El crecimiento de una población se puede representar gráficamente comparando el tamaño de la población a lo largo de un período de tiempo determinado. El resultado de una curva que se puede ajustar a algunos de los tres modelos existentes:

A) geométrica o en <<j>>. No es el crecimiento más normal en la naturaleza, aunque lo presentan algunas especies, como la humana.
B) logística o sigmoidea. Representada por una curva en principio geométrica que invierte su curvatura en un punto de inflexión más o menos situado en el medio. Por encima, la capacidad de carga máxima limita el crecimiento, siendo este un valor constante y característico de cada población. Es el modelo siguiendo por la mayoría de las especies.
C) en campana. La población crece a principio de forma geométrica, pero llega un momento en que alcanza un punto máximo y la tendencia se invierte.

La estructura de una población representa a los individuos que la componen reunidos por grupos en función de su edad. Del estudio de tales grupos se puede deducir cual es el estado reproductivo de la población y que se puede esperar en el futuro. En general, las poblaciones con un elevado número de individuos jóvenes se encuentran en expansión, mientras que las que tienen una proporciones más equilibradas se encuentran en fase de estabilidad y las que cuentan con un gran número de adultos y seniles están en decadencia.
Habitualmente, se representa la estructura de las poblaciones por medio de las pirámides o polígonos en de edades, de los que existen tres modelos básicos que definen a su vez los tipo de población: joven, estable y madura.
La pirámide de una población joven tiene una base amplia, la tendencia hacia el crecimiento. Una pirámide con forma de triángulo equolatero representa una población estable. Cuando el polígono es de forma pentagonal nos encontramos ante una población madura, senil o decadente.
También se puede representar la estructura de una población atendiendo a las fases reproductivas de los individuos que la componen, existiendo tres fases: prerreproductora, reproductora y postreproductora.

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Los seres vivos tienden a vivir agrupados en diversos tipos de colectividades

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Los seres vivos tienden a vivir agrupados en diversos tipos de colectividades. Las principales ventajas que se obtienen con ello son una mejor defensa ante los depredadores y una mayor fuerza en posibles situaciones de competencia por los recursos.
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