Overwhelmed & Serene (Neutral)

68 4 33
                                    

Este es un trabajo ya de un tiempo, si alguno de ustedes lee los trabajos de la Editorial Despair, tal vez lo haya visto en su libro de one-shots de los miembros (aunque yo ya no soy uno de ellos). Ahora quiero compartirlo aquí, para que llegue a más gente, ya que es una pieza que me agrada mucho como quedó.

Universo: Sin talentos y sin desesperación (o al menos no de la que traía Junko).

Relación: Mitarai Ryota & Komaeda Nagito (puede leerse como amistad o romance, según se guste).

+-+-+-+-+-

- Eres muy frágil, Ryota -

Esa es una frase que escuché a mi madre decir una multitud de veces durante mi infancia, cuando regresaba a casa cubierto de alguna sustancia desagradable y lleno de magulladuras, ya fueran a causa de mi propia torpeza o la malicia de alguien más.

Conforme fui creciendo la segunda causa se volvió más y más común; yo por mi parte me volví hábil para evitar el peligro... o al menos para intentarlo, era muy difícil escapar a los otros niños ya que jamás he sido muy atlético.

Y conforme se acrecentaba el problema, mi madre repetía más aquella frase. Ella probablemente lo decía de manera cariñosa mientras curaba mis heridas y me limpiaba, obviando el hecho de que ella estaba ahí para cuidarme y protegerme; no obstante, en mi cabeza esa fue la base para comenzar a creer que esos niños, que el mundo de afuera, podían llegar a quebrarme de una manera que nunca llegaría a sanar.

¿Si era tan frágil por qué debía arriesgarme?

-r-

No fue mucho después que comencé a encerrarme en casa.

Fingía estar enfermo, dolorido, muy cansado, o cualquier cosa que me permitiera saltarme las clases. Mis faltas se acumulaban una tras otra, al punto de que la escuela tuvo que intervenir y mi madre se vio obligada a tomar una decisión entre obligarme a ir o dejarme como estaba.

Para entonces mi padre hacía mucho que nos había dejado y tal vez mi madre temía perderme a mí también o tal vez solo consideró que así sería mucho más fácil para ella, la cuestión es que dejó que me quedara en mi cuarto con mi anime, sano y a salvo.

No sé si esa fue la mejor decisión que pudo tomar, pero en su momento se lo agradecí muchísimo. Ahí, sin tener que preocuparme por el violento mundo de afuera, podía poner todo mi empeño en crear el anime perfecto, ese que uniría a las personas y las volvería felices.

-r-

O eso fue lo que creí hasta que mi madre trajo a ese hombre, una pareja con la que llevaba saliendo un tiempo y con la que creía que podía tener un futuro.

Me desagradó desde la primera vez que lo vi. Había algo en él que no inspiraba mi confianza, algo demasiado brusco y bruto que me recordaba a los niños que solían golpearme en el colegio.

Y mis impresiones resultaron ser ciertas: criticaba mi apariencia a cada oportunidad que se le presentaba, no tardó en hacer lo mismo con mis hábitos, recalcando especialmente que debía de salir.

Para mí eso último ya era impensable, no saldría, no hasta que terminara mi anime y estuviera seguro de que lo que me había pasado no se iba a repetir, ni a mí ni a nadie más. Tenía una buena noción de lo que las personas de afuera debían pensar y en mi defensa lo único que puedo decir es que intenté no ser un completo fracaso: continué mis estudios de manera virtual y tomé pequeños encargos de animación aquí y allá para ayudar con los gastos de la casa. Podría estar encerrándome, pero también intentaba prepararme para cuando por fin pudiera salir, aunque con lo perfeccionista que estaba siendo, mi anime no estaría completado hasta dentro de varios años.

95% Komahina & 5% DR One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora