Te lo buscaste

CAPÍTULO 1- La induccion a la muerte

~Narra Paige~

24/06/2025~
Empieza el conteo 10...9...8, suspiro, reviso la hora una vez más, y de nuevo, 7...6...5, limpio las gotas de sudor que pasan por mi frente mientras contengo las ganas de arrancarme las uñas de un tirón, 4...3...2, cruzo los dedos, 1...ya es hora...

Con un pequeño click, envió el examen más importante de mi universidad, pues era el último entre muchos de la semana de fin de semestre, y el contador de tiempo en el pequeño recuadro de la pantalla se vuelve el peor enemigo que cualquiera pudiese tener, pero después de todo son sensaciones que todos tenemos que vivir, como la angustia, el miedo, el sentir que alguien te está vigilando y la impresión de que no puedes fallar, todo eso suena como algo bastante aterrador, pero por fortuna todo acaba.

—Por favor ubiquen adecuadamente las sillas, y apaguen los computadores una vez cierren la sección.- Dijo la maestra, acomodando una pila de papeles en su escritorio, siempre con esa expresión sobria que de seguro no cambiara hasta que todos los estudiantes abandonen la sala. Y efectivamente, jamás había visto salir a un grupo tan rápido.

—¡Señorita Miller!.- Ese llamado es suficiente para dirigirle la mirada a la tutora. Rápidamente tomé mis cosas esparcidas por mi asiento para guardarlas en el desorden caótico de mi mochila, porque hacer esperar a un maestro es la peor decisión que alguien pueda tomar.

—Cuénteme...¿Me necesita?-. En mi voz, se notaba lo cansada que estaba, el estrés solo me causaba dolores de espalda, y ni hablar de esas punzadas que sentía en mi cabeza.

—Debemos hablar sobre su beca, hoy empiezan las vacaciones de verano sin embargo el instituto quiere su portafolio listo para una semana antes del ingreso a clases, pero eso no será un problema para ti ¿o si?.- Dijo ella con su mano apoyada en mi hombro para dirigirnos a la puerta de salida de la sala de cómputo. Vivimos en una sociedad de jerarquías, tratamos siempre de dar todo hasta el límite para buscar la aprobación de alguien, cómo un hijo con su madre, un creyente a Dios, un secretario a un político, en fin , yo decidí serle fiel a la validez de una línea temporal en la que luego de crecer solo te condenas a un empleo, y cumples con el deber de la vida.

El receso va a ser más corto de lo que me imaginaba y llevar el conteo de el tiempo no ayuda a que sea más ameno, ser la niña consentida de la facultad no era lo mejor en cuanto a tiempo libre, las peticiones para usar mis proyectos iban en aumento y siempre debo mantener el promedio superior requerido para una limpia beca.

—De eso por hecho.- le dije con ojos adormecidos y una agotada sonrisa.

Cruzo los pasillos para al fin estar en el campus de la Universidad de Springfield, tan grande, armonioso, y siempre lleno de gente. Hay muchas cosas que hacer allí, hay un espacio para todo y todos, pero prefiero buscar asiento en un pequeño muro en donde el sol no alcanza a llegar, en donde un antiguo árbol de flores amarillas da la sombra necesaria para sentirme un poco más cómoda y en paz, no hay mejor sentimiento que ese. Aprovecho el momento para reorganizar mis materiales.

Se dice que puedes conocer mucho de una persona por sus inclinaciones académicas, y en este lugar...se intuye fácilmente que persona pertenece a cierta facultad. Pero la más grande excepción de esta regla, estaba caminando hacia a mi con unos shorts ligeros, una camisa relajada, cabello despeinado y un par de tatuajes en el brazo derecho.

—¿No te da vergüenza salir así vestido? Pensaran que solo les fuiste a robar a esos hijos de papi y mami.- Dije sacando un cigarro de mi bolsillo. -¿Tienes encendedor?.- Pregunto ya con él en la boca.

—Y eso hago, solo que sus papis no saben que clase de hijos tienen...además tú ropa parece sacada del hoyo de un vagabundo.- Dijo el acercando el encendedor que acaba de encontrar en su bolso a la punta del cigarrillo. No puedo negárselo, puede que no use la ropa más sofisticada, pero he de decir que mi carrera amerita estar de esta manera.