Capítulo 11: Tarde en familia. Narra Karla.

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Después de una semana de la partida de trabajo de mi hermano comencé a salir mucho con Santiago y sus hermanos, me invitaban a comer a su casa para que después el me llevara de regreso a la mía. Era muy divertido pasar rato con ellos.

El día de hoy había invitado a Sara a mi casa para hacer una tarea.

-Oye- dijo Sara –ya dime qué pasa entre Santiago y tú.

-De que hablas Sara- la mire extrañada.

-No te hagas la boba, es obvio que te gusta. La forma en que lo miras cada que te dice algo y también es obvio que tú le gustas.

-Así como también es obvio que tú estás loca y tienes ideas muy extrañas, de verdad Sara cuantas películas de amor te has visto esta semana.

-A mí no me engañan se sienten atraídos el uno por el otro y cuando te des cuenta yo te diré te lo dije.

-Si claro- le dije antes de que mi teléfono sonara.

-¿Quién es?- pregunto Sara con una sonrisa pícara.

-Santiago- dije derrotada.

-te lo dije- dijo ella con una sonrisa victoriosa.

Cuando termine de hablar con Santiago tenía una sonrisa en la cara que automáticamente borre cuando vi a Sara emocionada.

-No entiendo la razón de tu emoción mujer-dije poniendo los ojos en blanco.

-Es obvio, si Marco se me declara podremos hacer citas dobles- cierto a Sara le gustaba mucho el hermano de Santiago –bueno ese no es el punto que fue lo que te dijo.

-No fue nada solo me invito a cenar a su casa pero estoy contigo.

Sara me miro sorprendida –a la mierda si estás conmigo arréglate y te llevo ahora mismo.

Sara se levantó de su lugar y se puso a buscar algo de ropa en mi armario, después de unos minutos que para mí fueron eternos ya estaba lista.

-Preciosa ahora vamos te llevo en mi coche- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-De verdad estás loca amiga.

-Pero así me amas y te jodes- me miro y soltamos unas cuantas risas.

La casa de Santiago estaba cerca así que llegamos rápido.

-Listo hemos llegado a la casa de tu ser amado.

-Cállate Sara- le dije mientras le daba un codazo y me baja de su auto.

-Hola Sara- dijo Santiago amablemente –tú también te quedas.

-Hola es una lástima pero hoy tengo unas cosas que hacer en casa, nos vemos- se despidió con una sonrisa ganadora.

En ese momento vi cómo se me acercaba la hermana menor de Santiago y saltaba para que la abrazara.

-Alejandra, te dije que no estés de fastidiosa.

-No pasa nada Santiago-le dije mientras levantaba a su hermana en mis brazos y ella le mostraba su lengua.

Santiago me invito a pasar a su casa y toda su familia me saludo, esta noche no había visto al señor Roberto sentado en el comedor, Santiago me había comentado que le diagnosticaron una enfermedad en sus pulmones y no podía hacer muchos esfuerzos.

-Hola Karla como estas- me saludo la madre de Santiago que estaba en la cocina –siéntate linda en un momento más les doy de comer, Santiago hijo puedes llevarle su plato a tu padre.

-Claro mamá- contesto Santiago.

-Yo te acompaño- dije con una enorme sonrisa.

Nos dirigimos al cuarto de los padres de Santiago y este entro a dejarle su comida conmigo detrás, estuvimos charlando un poco con su padre hasta que la madre de Santiago nos llamó para que bajáramos a comer.

-Un placer hablar con usted señor Roberto espero que se mejore.

-Muchas gracias Karla, bajen a comer corran.

Salimos de la habitación y nos dirigimos al comedor, me senté a un lado de Santiago que se veía un poco apagado al igual que sus hermanos, no estaba acostumbrada a verlo así.

-Santiago ¿estás bien?- le susurre.

-Si no te preocupes Karla- me miro con una sonrisa que no le llegaba a los ojos y decidí no insistir con el tema.

Después de cenar salimos a la calle con sus hermanos que me acompañaron hasta mi casa, cuando llegamos sus hermanos esperaron afuera y Santiago me acompaño a la puerta.

-Muchas gracias por venir a la cena-me dijo.

-Cuando quieras - le dedique una sonrisa.

-Buenas noches Karla- me susurro mientras me daba un abrazo.

-Buenas noches Santiago.

Un amor incurableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora