[33] Me suplicarás que lo haga.

19.7K 1.2K 372
                                    

Ángel

Siento un dolor insoportable en todo mi cuerpo. Abro mis ojos, pero al hacerlo aún veo oscuridad. ¿Qué? ¿Algo cubre mi cabeza? Trato de moverme, pero es imposible, mis manos y mis piernas se encuentran sujetas a la silla donde me encuentro.

Trato de buscar en mi memoria cómo rayos terminé aquí.

Recuerdo haber llegado ayer al restaurante, donde íbamos a cenar, pero al bajar un grupo de hombres me golpearon, neutralizaron mi vista y nos subieron a la camioneta. Creo que nos inyectaron algún químico para hacernos perder el conocimiento, eso explicaría por qué me siento tan débil. Esperen... ¿Celeste? Ella estaba conmigo. ¿Dónde está? Utilizo la poca fuerza que tengo para tratar de liberarme de alguna manera, pero la silla apenas se mueve.

—¿Ángel?

¿Es su voz? ¿Está a mi lado?

—¿Celeste?

—¿Estás bien? —Su voz sale en un hilo.

—Sí. ¿Tú lo estás?

—Sí, desperté hace un rato y grité tu nombre, pero no respondiste, pensé que... —No la dejo terminar.

—No, tranquila, estoy bien, saldremos aquí, deben estar buscándonos.

—Ángel, tengo miedo.

—Lo sé, pero debes mantener la calma.

Recuerdo que no puede alterarse porque que su corazón no soportaría tanta presión. No sé cuánto llevamos aquí, pero ella necesitará su medicación. Oh, rayos.

—¿Han despertado? —Escucho una voz que no reconozco—. Llama al jefe, dile que ya están listos para él.

—¿Quiénes son? ¿Qué quieren de nosotros? —pregunto, pero no obtengo respuesta, solo una risa en grupo de... ¿cuatro o cinco hombres? No lo sé.

Continúo hablando, pero ninguno contesta. Intento zafar mis manos, pero es imposible.

Han pasado horas. ¿Cuántas? Ni idea, pero se ha sentido como una eternidad. Escucho a los hombres presentes discutir sobre un juego de béisbol, como si no tuvieran a dos personas amarradas frente a ellos. Intento quitarme lo que cubre mi cabeza y me prohíbe ver; si les veo la cara solo una vez, jamás se me olvidará, y cuando salga de aquí los encontraré, y no para darle las gracias precisamente.

Noto que se hace un silencio en todo el lugar y escucho pasos firmes aproximándose a nosotros.

Siento que alguien me quita la bolsa de la cabeza y lo primero que busco es a Celeste a mi lado, a la cual también le han quitado la suya. Ella luce asustada, pero está bien, ella está bien, lo que de alguna forma provoca alivio.

Fijo mi vista al frente de mí y no me creo lo que veo: Aarón Walker.

—Maldito —escupo.

—Un placer volver a verte, Ángel —dice él regalándome una sonrisa.

—¿Qué quieres?

—Bueno, vine a devolverte el favor.

¿Favor? ¿Cuál favor? La última vez que lo vi fue cuando junto a sus hombres me dieron la golpiza de mi vida. Si alguien debería devolvérsela, sería yo y no él.

—¿De qué hablas?

—Por tu culpa, mi familia tuvo que salir del país como si fueran ratas, como si hubieran cometido algún delito. —No tenía idea de qué estaba hablando—. Y a mi pobre padre casi lo matan a golpes, así que he venido a devolverte el favor.

—No sé de qué estás hablando, pero no he sido yo, idiota.

Era la verdad. Luego de ellos dejarme casi muerto, no hice nada, lo único que recibió fue una amenaza, ni siquiera de mí, sino de Louis. No creo que Louis haya mandado hacer algo a su familia, él no es así.

Algo Inesperado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora