Único capítulo

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~Sí, estamos excitados~

Carla me recibió con alegría y una expresión de sorpresa, pero eso no le impidió abrazarme hasta casi sacarme el aire de los pulmones. Se alejó de mi cuerpo y puso sus dos manos firmemente sobre mis hombros, dándome una mirada analítica y reconfortarte.

—Mi niña, como has crecido.

—Supongo —me encogí de hombros, solté una pequeña risa y ella me miró con nostalgia.

—¿Has venido a ver a Eren? —sus ojos brillaron ante la posibilidad que abordó sus pensamientos.

—Sí, señora.

—Gracias al cielo, querida —suspiró con alivio —. Necesito que lo convenzas de abrir las persianas de su habitación, a mi no me hace caso.

—Haré mi mejor intento.

—Eso es. Bienvenida —soltó su agarre de mis hombros y me dedicó una cálida sonrisa.

—Muchas gracias —respondí a medida que me dirigía a las escaleras para comenzar a subirlas.

Me encaminé hasta la puerta de la habitación de Eren y una vez llegué, la abrí con toda la confianza del mundo y la primera imagen que tuve fue la de un Eren acostado boca abajo en su cama mientras murmuraba algo contra la almohada. Se calló al escucharme entrar pero no se movió de su posición, simplemente soltó un largo suspiro y yo negué con la cabeza. Las luces led estaban encendidas y un verde menta iluminaba toda la habitación.

Entré y cerré tras de mi, me recargué contra la puerta para luego cruzarme de brazos.

—¿Cómo estás? —pregunté pasados unos cuantos segundos.

—Excitado, con la polla dura y con mil ganas de follar de nuevo —respondió él, todavía recostado en su cama.

—Información vital para mi supervivencia, Eren. Pero estoy segura de que hace meses que no follas con nadie.

—Muy cierto, muy cierto —se levantó de su posición y se sentó en el borde de la cama para poder mirarme —. Podría decir que no he tenido mi primera vez porque no he tenido sexo en mucho tiempo, pero todavía la recuerdo. Joder, que malo que fue —frunció el ceño y negó estrepitoso, alejándolo como si fuera su peor recuerdo.

—La mía estuvo muy mal, la verdad —confesé, encogiéndome de hombros y caminé hasta sentarme a su lado.

—No puedo imaginarte estando en una situación caliente con alguien, ¿sabes? Pienso que eres asexual, o algo así.

—Sí, entendible. Pero tengo fantasías sexuales, no te preocupes.

Soltó una risa baja y asintió con la cabeza.

—¿Y tú? ¿Cómo estás?

—Como si me hubieran pasado un camión por encima y siento que me dieron un frasco lleno de pastillas para dormir, porque estoy muriendo de sueño.

—Tú siempre estás con sueño, guapa. No es novedad... ¿Soy yo o se te ha crecido el culo? —masculló.

—¿Verdad que sí? Los pantalones me quedan más ajustados que antes. Lo hemos logrado, compañero —dije con el orgullo impregnado en la voz.

—Lo que tenías de tetas se te fue para el culo, porque definitivamente tus hermosos y atractivos pechos han desaparecido.

—Pues gracias.

—Para servir.

Nos quedamos en un silencio total, pero no era incómodo. Con el tiempo aprendimos a entender los silencios del otro y a respetarlos, y en el momento entendí que Eren se había quedado sin temas de conversación, por lo que él debió saber que yo también. Unos minutos más tarde se acomodó mejor en la cama y encendió el portátil que estaba tendido descuidadamente sobre su colchón.

Flushed | Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora