Capítulo 3

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No se como me quedo este capítulo, ya ni lo revise de nuevo, así que de una vez pido perdon por algun error que encuentren.


Eso es todo, disfruten su lectura


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Youngjae llego aventando su mochila sobre su cama y luego lanzándose el mismo. Estaba que le llevaba el demonio. ¿Acaso era mucho pedir una vida estudiantil, tranquila y normal? Trabajo mucho para poder cambiarse de carrera y que le revalidaran materias, así como tomar cursos para no tener que atrasarse y entrar en su año. Ah, pero el destino le estaba poniendo a prueba de nuevo. Si bien, hace algún tiempo atrás, pensó que secretaba hormonas que no solo atraían a los hombres, si no que aparte a aquellos tontos, engreídos y vanidosos. Ahora lo confirmaba, pero no dejaría que ese estúpido de Kim Daehyun, destruyera su paz. De alguna forma le haría entender que así se acabara el mundo, jamás, jamás tendrían un relación amorosa con él.


Entre pensamiento y pensamiento de odio a Daehyun, el castaño se durmió. Pasaron unas horas y  el chico se removió en su cama, la habitación estaba totalmente en penumbra. La noche había caído y su estómago demandaba de comer. Bajo a la planta inferior. Un escalofriante silencio llenaba la planta.


-          No ha vuelto mamá – su humor decayó. Deseaba que su madre volviera a su casa a horas pertinentes y que dejara de vagar de bar en bar. Él mejor que nadie, sabía lo duro que había sido el engaño de su padre, pero el cambio tan radical en la personalidad de su madre, era ya demasiado. La mujer pocas veces estaba en casa, Youngjae era quien se hacía cargo de los quehaceres de la casa y todavía, se empeñaba en sacar las mejores notas.


Tomo una cacerola, calentó agua. Lavo, pelo y pico varios vegetales, los coloco en la cacerola y dejo que hirvieran. La cocina se le daba muy bien, no importaba lo elaborado del platillo él podía hacerlo. Frio un par de trozos de carne y los condimento. En la mesa estaba un plato, un vaso y un tazón de arroz. De nuevo comía solo, como ya lo venía haciendo desde ya casi 8 años.

***

-          Daehyun, deja de botar la maldita pelota – gritaba Himchan desde el otro lado de la pared. Daehyun solo chasqueo la lengua, le molestaba que le estuvieran diciendo que hacer o que no. Lanzo la pelota con más fuerza y velocidad. Himchan se abrió paso bruscamente a la habitación del menor – ¿es mucho pedir que dejes de hacer ruido?


-          Oh, Channie, te estaba molestando con la pelota? No lo sabía


-          Maldito mocoso impertinente, si hace nada, que te he gritado que dejaras de hacerlo


-          En serio? No escuche nada – si algo se le daba muy bien a Daehyun, era sacar de sus casillas a Himchan. No era que no se llevaran bien o se odiaran. Daehyun, solo molestaba a Himchan para recordarse que su hermanastro no era perfecto, tal como su padre siempre se lo recalcaba. Que su hermanastro, era una persona voluble, inflexible y muy vanidoso, casi o más que él – Ya, ya, ya Channie, deja de fruncir el entrecejo, se te quedaran marcadas unas arrugas enormes


-           Si tengo arrugas es por ti, por todos los corajes que me haces pasar. Pero es suficiente, ahora mismo me las cobrare

Una loca historia de amor - BanghimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora