Historia grotesca, leela bajo tu consentimiento. (Escenas explícitas)
-Elena.Un cuerpo sin vida yace sobre el colchón pestilente.
En la esquina de la habitacion sin luz, está el; mirándolo con deleite y excitación.
Mira sus manos, cubiertas de sangre tibia aún. Debajo de sus pies hay un hacha, sucia y oxidada, esperando a volver a ser usada.
Se agacha y la toma, acerca su viperina lengua a un borde y lame, disfrutando el sabor ferroso de este artefacto.
La aparta de su boca bruscamente y se corta el labio inferior de su boca. El dolor le invade y se toca la herida con sus dedos para observar la sangre emanando lentamente, con la tenue luz del foco que parpadea sobre el.
Se ríe, suelta una risa estrepitosa y gutural, el dolor le da gracia y diversión, mientras, deja el hacha sobre una mesa de metal carcomido a un lado de otros puntiagudos artefactos.
Pausa su risa, observa el cuerpo inerte del colchón y se acerca con una enferma sonrisa en su rostro, lentamente como tratando de no despertarle.
Se pone de cuclillas, toma la fría y delgada mano del cuerpo de una mujer boca abajo, con cabellos largos y negros. La besa cerrando los ojos y sonrie aún más.
La bata de satín que viste la joven, está teñida de carmín y un corte profundo atraviesa su delgada espalda.
El hombre de dientes torcidos y asquerosos, toma el borde de la bata sangrienta y la eleva hasta mostrar las bragas blancas de encaje. Se deleita observando la entrepierna de la mujer, posa su mano en el resorte de la ropa interior y la baja de forma lenta hasta retirarla completamente por sus pies.
Su mano llena de ollín y sangre, está sobre el obscuro vello púbico de la mujer, baja sus dedos hasta el sexo y los introduce de forma lenta y pausada.
Los saca tras un tiempo, los lame deliciosamente y se baja sus pantalones rotos y mal olientes, sin dejar de observarla con una sonrisa grotesca.
Prosigue con sus calzoncillos y nota su gran erección que asoma entre sus piernas.
Se deja caer sobre el colchón y abre sin cuidado las piernas suaves del cuerpo femenino.
Con deseo se acomoda entre las piernas y penetra el cuerpo con rapidez y lujuria, deteniendolo de las caderas, mientras masajea por momentos sobre la tela, los redondos senos del cuerpo inmóvil.
Llega al orgasmo y se corre dentro de la vagina sin vida de la mujer.
Su cuerpo tiembla por los resagos del orgasmo. Con placer y satisfacción, saca su pene y se viste mientras lame las suaves piernas heladas.
Se pone de pie y deja las piernas abiertas del cadáver, desea ver su sexo todo el tiempo.
Se acerca a la mesa de metal gris y toma un pequeño cuchillo muy afilado, arranca una uña de su dedo y lo coloca sobre sus labios, disfrutando el intenso sabor.
Con el cuchillo en mano y un dedo goteando sangre, camina hacia la cabeza del cuerpo y se inca, toma entre sus manos las mejillas flácidas e introduce el cuchillo por un ojo, lo extrae y observa la cuenca vacía y sangrante, de lo que una vez fue una mujer hermosa y sensible.
A la mierda.
Con el mismo procedimiento extrae el otro ojo grisáceo. Los mete a su boca, como si fuesen caramelos de menta.
Se acomoda el cabello grueso y con caspa, le embarra sangre y sonríe, diciendo para sí mismo: Puta.
Mastica los globos oculares sintiendo los fluidos por su lengua, los traga con dificultad y se relame como un gato disfrutando un filete.
Besa los pequeños labios púrpura con olor putrefacto y los muerde dolorosamente, hasta hacerles sangrar acariciando sus mejillas descoloridas.
Desea penetrarle una vez más, pero se contiene, se hará tarde para el gran final.
Lanza lejos el cuchillo y toma el hacha una vez más, corta en trozos cada dedo de las manos, lamiendo poco a poco la sangre fría del cuerpo.
Termina su tarea principal, esos jodidos dedos tocaron a alguien más, ya no lo volverán a hacer.
El reloj invade el silencio, con su ding dong incesante, llegará la siguiente, date prisa.
Cree que degollarle será aún más fácil, posiciona el hacha y con dos golpes certeros, la cabeza se despega del cuello, acompañada de un charco de sangre creciente.
Desnuda rápidamente el cuerpo y lanza la bata al suelo.
Blande el hacha en el aire, la eleva sobre su cabeza y corta sin cesar todo el cuerpo, dejando una masa sanguinolienta en el colchón, se divierte haciendolo.
Ya no se difetencia nada, órganos, carne, piel, hueso, dedos; todo es un puré humano escarlata. Se alcanza a distinguir un pezón.
Hay cena hoy.
Toma la cabeza que está intacta y besa los destrozados labios, acabó con ella.
Introduce la cabeza en una funda de almohada cerca, de color gris, le ata un nudo y se la cuelga al hombro.
Toma los cuchillos y los guarda en un cubo de basura debajo de la mesa.
En el colchón todavía están los restos de un ser humano, patea de un borde el colchón y lo mete en un armario junto con la cabeza, con rapidez lo cierra y le coloca el pestillo.
Abre las cortinas, la blanca luz de la luna se cuela al instante. De un cajón saca un mantel limpio y lo acomoda sobre la mesa, sacude un poco los muebles y lame del suelo la sangre restante, hay una mancha enorme, seca.
Se maldice al no poder borrarle y coloca el cubo de basura sobre la mancha.
Camina hacia la puerta, observa el lugar y sonríe asquerosamente ante su taller de obras grotescas.
El timbre suena, que prosiga el espectáculo.
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Dark Soul.
HorrorHistorias, relatos, poemas, creppypastas, leyendas, definiciones y algunos escritos hechos por mi, de terror, tristeza, suicidio, horror y paranormal. Todos los que tienen un asterisco, son míos. Cualquier copia será denunciada. Disfrútalo.