Corrí escaleras arriba con Paimon por detrás, saludé a los guardias con un amable gesto y me adentré a la sede de los caballeros de favonius.
—¡Kaeya, Justo cuando ya no te necesitamos apareces!
El moreno carcajea al oír el reproche de Paimon, me limito a juzgarlo con la mirada de manera obvia para intentar al menos incomodarlo. Pero es un claro fracaso cuando se cruza de brazos con una sonrisa casual.
Muy casual.
—Si están de vuelta es porque el encargo está terminado y claramente mi presencia no fue necesaria.
—¡Paimon casi se ahoga otra vez!
Asentí dándole la razón.
—Te pido una disculpa Paimon, ¿qué tal si les invito un pollo a la miel después?
El semblante de la mencionada cambia radicalmente en un segundo.
—¡Pero estamos bien y es lo que importa!, ¿No lo crees Lumine?, no hay nada imposible para nosotras.
Exalta sus palabras con gestos de manos apuntándome cada que me menciona, me limito al silencio porque Paimon habla por mi siempre.
—Sabía que no me guardarían rencor, nos vemos después.
—Adiós.
Me despido de él y este nos sonríe una última vez antes de salir del edificio.
—Hum, me pregunto porqué Kaeya siempre logra que Paimon no se enoje con él.
—Eres fácil de manipular, Paimon.
Enfatizo su nombre y claramente le molesta la burla.
—¡Oye!
Le sonrío y toco la puerta de la oficina de Jean, no demora nada en cedernos el paso.
Pongo dos bolsas de moras en su escritorio para dar concluso el encargo.
—¡Esos ladrones de tesoros sí que han dado pelea!, hace tiempo que no me cruzaba a uno por aquí.
—Muchas gracias Lumine por ayudarnos con esto, es un encargo algo difícil pero lo hemos pospuesto por varios días porque no es un encargo de urgencia.
Se pone de pie y rodea su escritorio hasta mi lado.
Abre ambas bolsas para mirar su interior.
—La recompensa del encargo es media bolsa de moras así que esto es tuyo.
Tras sacar la mitad a mi bolsa me las tiende y me despido rápidamente de ella al igual que Paimon.
—Que te vaya bien, caballera honoraria.
Es lo último que dice después de que cierro la puerta tras mi, comprende mi prisa y me deja ir sin más.
Me dolía un poco el brazo, un ladrón me había golpeado bastante fuerte con su mazo, y ciertamente era un encargo arriesgado por simplemente media bolsa de moras.
Una anciana lo había solicitado, eran todos sus bienes que había ganado vendiendo algunas cosas en Liyue, durante el camino a casa la habían asaltado.
—Ahora iremos a visitar a Albedo, ¿No es así?
Asentí.
—Deberíamos preguntarle a Timaeus si está en la ciudad o en su campamento.
—¿No deberíamos ir mañana?, ¡Paimon está un poco cansada y llegaremos a espinadragón casi de noche!
Y es que lo más seguro es que se encontrara en su campamento, habíamos estado de aquí para allá esta última semana, y ni un solo día lo vi en las calles de mondstad.
ESTÁS LEYENDO
Besos de menta y nuez | Albelumi
Fanfic¿Cómo se ama sin disposición?, Lumine estaba profundamente encantada de un alquimista de celestes ojos brillantes, indispuesta pero aferrada a un querer que posiblemente terminaría en amargura y tristeza. ¿Era acaso el amor algo tan imposible de obt...