4.4 |Barón Zemo y tú|

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||Fugitivos del destino||


|Cuarta Parte|

Debía haber perdido el juicio porque me encontré entrando detrás de Zemo hacia un pasadizo secreto que nos llevaría a quién sabe dónde, a través de un estrecho pasaje sin iluminación alguna y con riesgo como mínimo de causar un ataque alérgico debido al polvo que había alrededor.

-No sabemos qué puede haber... o quién pueda estar aquí -. Le dije en un susurro entrando en la oscuridad de las paredes de concreto, justo detrás de él, con mi mano puesta en el arma que llevaba en caso de que tuviera que usarla.

-Estaremos bien... no voy a dejar que nada te pase -. Me recordó, como si necesitara su ayuda, yo rodé los ojos enseguida.

-Si claro... su alteza que ni siquiera lleva un arma -. Le recordé pensando que no iba a poder defender a nadie con su abrigo elegante y sin nada más.

-¿Quién te dice que no llevo una? -. Preguntó con ironía al momento en que al final del pasadizo se veía algo de luz aunque era escasa aún. Me limité a seguir sus pasos hasta lo que pareció ser un salón, una especie de sótano, precedido por una escalera de piedra.

El barón comenzó a descender con cuidado hasta llegar a la parte inferior, hasta el último peldaño, el cual bajó cayendo en un pozo de agua proveniente de una gotera, lo cual no fue problema por las botas que tenía puestas, el lugar parecía algo abandonado y había un terrible olor a humedad, aunque no podía ver demasiado, mi vista iba mejorando a medida que bajaba los escalones.

-Déjame ayudarte -. Propuso cuando llegué al penúltimo escalón, extendiendo su mano para que la tomara y saltara el pozo de agua en su lugar, así lo hice y para cuando me encontré abajo, estaba frente a él, bastante cerca de su figura que aún sostenía mis dedos entre los suyos. Lo miré un poco más alto que yo, sus ojos fijos en mi rostro expectantes a algo por un segundo, que se disipó cuando soltó mi mano y se apartó para dejarme pasar.

El lugar no estaba tan oscuro como el pasillo, porque esta parte tenía pequeñas, diminutas ventanas arriba, que alineaban con el suelo del exterior, me di cuenta en ese momento que estábamos en medio de un sótano, uno del que ninguno de nosotros tenía conocimiento antes de venir aquí, no estaba en los planos originales del edificio que teníamos.

Mis ojos escanearon el lugar lleno de cajas, muebles rotos, objetos sin sentido al parecer arrumados aquí para dejarse perder por la vejez o por la humedad que amenazaba el lugar, era un depósito que alguien no usaba desde hacía mucho, parecía improvisado, tal vez dejado aquí oculto antes de algún ataque a la capital o alguna guerra.

Estaba dando vueltas cuando una pila de cosas en una esquina llamó mi atención, eran un montón de lienzos y cuadros apilados al lado izquierdo del salón, junto a una de las ventanillas que los iluminaba levemente. Me acerqué a ellos entonces y quité un par de telas que los cubrían, levantando algo de polvo en el proceso, pero debajo de esto se develaron las pinturas y retratos que me hicieron contener el aliento por un segundo... porque los reconocía de hacía muchos años, ¿Cómo no reconocerlos? Cuando pasé horas y horas frente a ellos.

-Son de Sokovia...-. Dije sin poder creerlo, al tomar uno en particular -Eran... eran del museo de Sokovia, debieron traerlos aquí cuando todo pasó -. Le comenté a Zemo que vino a mi lado para ver los cuadros, en mis manos estaba uno en particular.

-¿Estás segura?-. Inquirió él, observando las otras obras de arte hasta que pareció reconocer también alguna.

-Te dije que era curadora de arte... Pasé horas en el estudio con Liz y Gustav, mis compañeros, identificando los cuadros reales para apartarlos de las imitaciones, éste en particular lo recuerdo, siempre me llamó la atención y pasamos unos tres días trabajando en él -. Le comenté sobre un paisaje de un campo verde con un clima lluvioso, con pequeñas gotas que caían sobre el lago que estaba a la derecha de la ilustración, haciendo pequeñas ondas, siempre me dió una sensación a hogar, aunque no se pareciera nada al lugar en el que me había criado, ese paisaje siempre me trajo paz.

One Shots MARVEL (y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora